Quería que supieras que yo soy un hombre.
Todo empezó con un encuentro con un hada traviesa…
Lele está enamorada de su amigo de la infancia, Chris, un muy guapo joven.
Un día, por alguna extraña coincidencia, un hada lanza un «hechizo de intercambio sensorial» sobre ellos dos.
Cuando él come un pastel dulce, el sabor dulce se esparce por su boca, y cuando levanta pesas pesadas, sus brazos también soportan el peso.
Aunque Lele se deja llevar por el intercambio de sensaciones, sus sentimientos por él crecen.
Sin embargo, Chris no tiene nada interesante que decir, e incluso cuando Lele usa ropa reveladora, solo hace comentarios casuales.
(Después de todo, no soy vista como una mujer.)
(Ojalá pudiera ponerlo un poco nervioso…)
Entonces, una noche…
Puedo sentir tu amor
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