“¿También se lo pediste a otra persona?”
Abella alcanza la mayoría de edad.
Ella le ordena a mi dedicado conductor, Claude, que haga cosas lascivas… .
Claude, a quien le gusta Abella, no puede desobedecerla.
Dijo Abella, presionando el hombro de Claude. Claude se arrodilló sin resistir su gesto. Tenías razón cuando dijiste que no podías resistirte. Abella tenía un lado travieso, pero era la primera vez que decía algo así. La mente de Claude se puso negra de celos porque no sabía dónde había aprendido ella un lenguaje tan promiscuo.
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