Capítulo 25. Porque me gustas
Burdeos sacó a relucir su historia.
—Yo también crecí con mi madre. Por supuesto, no era madre soltera, pero a mi padre no le agradamos.
—…….
—Nadie puede entenderte mejor que yo, ¿verdad?
Parece que Burdeos, que parecía ser inmaduro, en realidad tuvo una vida difícil.
—Y si estás esperando un hijo, deberías cuidar mi café. ¿Cuánto dinero cuesta criar a un niño?
—……..
——Por supuesto que no puedes dejar solo a un recién nacido, así que estaré a tu conveniencia entonces.
—……
—¿Dónde se puede encontrar un jefe tan generoso y considerado?
Bromeó como si intentara alegrar la atmósfera húmeda.
Solo lo escuché mientras me secaba las lágrimas.
—Y dejar que los niños mayores jueguen en un café también será bueno para sus emociones. La mayoría de los residentes de Carson Village son amigables y cuidarán bien de tu hijo.
—……..
—¿No quieres que mucha gente quiera a tu hijo?
Por supuesto, quería que mucha gente quisiera a mi hijo. Como en el pasado, cuando innumerables sirvientes del Ducado lo amaban.
Pero a diferencia de entonces, ahora soy una persona fugitiva.
Me preguntaba si podría exponerme a mí y a mi hijo ante muchas personas.
Aunque este lugar estaba lejos del Imperio López, era porque estaba pensando en algo que podría pasar.
Aunque si por casualidad, mi padre y mi hermano descubren este lugar y nos encuentran a Eddie y a mí….
—Renee. En lugar de decidir de inmediato, puedes hacerlo después de que nazca el bebé. De todos modos, llevará bastante tiempo prepararse para abrir una cafetería. Ni siquiera he investigado la ubicación todavía.
Gracias a Burdeos, que siguió hablando conmigo, mi humor sombrío pareció desaparecer.
Las lágrimas que habían estado fluyendo sin ninguna capacidad de contenerlas se detuvieron de repente.
Después de limpiarme la cara por última vez, respondí.
—¿Por qué intentas entenderme y ayudarme tanto?
Esta vez Burdeos respondió sin dudarlo, como si esperara que le hicieran esa pregunta.
—Porque me gustas.
Aunque fue una razón muy simple, sentí una extraña emoción recorriendo mi cuerpo.
—Pero dijiste que te gustaba tu novia fugitiva.
Sobre la cubierta del barco, dijo claramente que le gustaba la novia que huyó.
De repente me pregunté si alguna vez se reuniría con ella.
—Me gusta ella, pero tú también me gustas.
—…….
—No. Dado que estás frente a mí, me gustas aún más.
Me sentí confundida sobre si debería sentirme agradecida por eso o criticarlo por ser un playboy.
—Basta por hoy. Me duele la cabeza de tanto llorar y quiero descansar un poco.
—De acuerdo, cariño.
Burdeos, que volvió a escupir un título gracioso, se levantó sin arrepentimiento.
Me miró antes de salir de la sala.
—Pero fue muy agradable volver a verte después de un mes.
—……..
—Nos vemos mañana.
Burdeos, prometiendo un reencuen, finalmente abandonó el salón.
Incluso si le dijera que no viniera, no podría detenerlo porque no parecía alguien que no vendría.
No sé si fue una coincidencia o una inevitabilidad, pero parecía que nuestro encuentro no terminaría como un simple incidente.
Parecía que Burdeos de alguna manera volvería a conectar la línea de lazos que se habían cortado brevemente y continuaría su relación conmigo.
Aunque a veces soy torpe, tengo una intuición sorprendentemente buena.
Burdeos podría encontrar la oportunidad de estar a mi alrededor, dándome razones que ni siquiera había pensado.
Como por ejemplo, decir que se convertiría en el “padre falso de mi hijo”… Poniendo excusas tan ridículas.
—No importa lo extraño que sea, no pondrá ese tipo de excusa.
Pero una vez que me sentí ansiosa, no desapareció fácilmente.
* * *
Al día siguiente me levanté temprano y salí de casa.
Todas las mañanas miro las flores que he plantado en el jardín y compruebo si ha ocurrido algún problema. Esa era mi rutina para empezar el día.
En el momento en que salí al jardín.
Vi a un hombre corpulento agachado fuera de la valla del jardín.
Vestido de manera informal y casual, su cabello azul se veía bien a pesar de que no estaba recortado.
Era Burdeos.
Aunque estaba de espaldas, estaba segura de que era él.
Parecía estar esperándome en el jardín.
Si hubiera querido, podría haber saltado fácilmente la valla baja y llamado a la puerta principal.
¿Desde cuándo es así?
Me acerqué a él.
—Qué invitado tan inesperado esta mañana.
La cabeza de Burdeos se levantó como respondiendo a mi voz.
Me saludó con una sonrisa más deslumbrante que la luz del sol de la mañana.
—Hola.
Enfrentar esa hermosa sonrisa me hizo sentir relajada.
No sentí que debía echarlo.
Tal vez sus cálidas palabras de entenderme incondicionalmente quedaron atrapadas en mi corazón y por eso lo estaba aceptando más que ayer.
Me incliné y me puse a la altura de sus ojos.
—¿Qué estás haciendo aquí desde temprano?
Burdeos señaló la canasta junto a él.
—Desayunemos juntos.
—¿Cuál es el menú del desayuno?
—Madeleines y leche fresca de la panadería más famosa de Carson Village, y tocino, huevos y salchichas por si acaso…
—D-Detente. ¿Por qué has preparado tanto?
—Porque no sé lo que te gusta.
Burdeos esperó mi respuesta.
Parecía preguntarse si algo de todo lo que dijo podría gustarme.
Para ser honesta, el aroma a madeleines que olí desde el momento en que lo vi era muy fragante.
Las madeleines de la famosa panadería que mencionó Burdeos siempre se agotaban rápidamente y yo nunca las había probado antes.
Tenía curiosidad por saber a qué sabía.
—Quiero probar las madeleines.
—Entonces, ¿puedo entrar a tu casa?
—Sólo por hoy.
—Gracias.
Después de recibir mi permiso, Burdeos se puso de pie.
Entonces la altura de la mirada cambió en un instante.
Me miró suavemente y extendió su mano hacia mí.
—Entremos.
Tomé su mano.
Todavía me preguntaba si podría aceptar a Burdeos, quién seguía indagando en ella.
Tan pronto como sus manos se tocaron, la sonrisa en su rostro se hizo más profunda.
—No te rías, me encariñaré contigo.
—Espero que lo hagas.
—¿No quiero?
Tan pronto como me levanté, solté su mano.
Mientras caminaba hacia adelante, miré el jardín de flores que no pude visitar debido a Burdeos.
Las flores en plena floración se mecían suavemente con el viento, como si nada importante hubiera sucedido durante la noche.
—Te gustan mucho las flores.
—Al menos las flores no me traicionarán.
Aunque no pude evitar que se marchitaran, las flores que florecieron por mucho que lo intenté y no traicionaron mi confianza eran mejores que las personas.
—Yo tampoco te traicionaré.
No puedo creer que esté jurando confianza alguien que ni siquiera me dice su verdadero nombre.
Me reí a carcajadas ante ese acto irónico.
Volví la cabeza hacia atrás y miré a Burdeos.
Su cabello también se balanceaba como un prado movido por la brisa del verano.
No me gustaba nada porque parecía tan confiable como las flores.
No quería confiar en Burdeos.
No, no quería confiar en nadie.
—Un siervo no debe traicionar a su amo.
En broma evité responder, caminé unos pasos más y abrí la puerta principal.
—Adelante.
—Sí, maestra.
* * *
Para concluir, las madeleines estaban realmente deliciosas.
Tenía la cantidad justa de dulzura y era tan suave como el algodón de azúcar, por lo que parecía mucho mejor que las que comí en el palacio imperial.
—¿Sabías que hice cola desde el amanecer para comprar estas madeleines?
Parecía que las madeleines habrían sido más deliciosas si no fuera por Burdeos, que nunca dejó de hablar de su arduo trabajo.
Mastiqué la última madeleine y luego respondí.
—No lo sabía.
—Espero que lo sepas.
¿Creo que ahora lo sabré por el resto de mi vida?
Terminé mi desayuno con un sorbo de leche fresca.
—De todos modos, lo disfruté gracias a ti.
* * *
(N/T: esto es todo por hoy, en los próximos días habrán muchos más capítulos.)
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