Capítulo 131
«Esta vez, Rose, imagina que envías la energía de tu interior hacia fuera mientras aplicas fuerza».
«Sí, lo intentaré».
Rose apretó los puños y se concentró. Aiden, con expresión curiosa, habló.
«Puedo sentir una energía cálida».
«En ese caso, Rose está haciendo un buen trabajo de guía radial ahora mismo».
«Es fascinante… Puedo sentirlo mucho mejor que de costumbre».
El murmullo de Aiden me hizo darme cuenta de que Rose estaba liberando energía continuamente.
«Joven Duque, guiar no se supone que se haga a través de energía liberada causalmente. Así que, en el futuro, cada vez que sientas ese tipo de energía, debes hacérselo saber a Rose.»
«De acuerdo, lo entiendo.»
«Y Rose, debes practicar el control de tu energía regularmente. ¿Entiendes?»
«Sí, lo entiendo.»
«Ahora, pasemos a guiar el contacto. ¿Les gustaría agarrarse de la mano?»
Miré a Aiden en vez de a Rose mientras hablaba. Su cara se puso aún más roja, y no pude evitar sonreír.
Era como si dos manzanas maduras se miraran la una a la otra.
«Pfft… Ejem. Bueno, Rose, cuando se den la mano, piensa que es como transferir energía limpia al Esper a través del punto de contacto. Es una purificación directa y rápida de la energía impura del Esper».
«Lo intentaré».
Aparentemente sin entender bien el concepto, Rose dudó mientras lo intentaba. Pasado algún tiempo, Aiden exclamó con una mezcla de sorpresa y admiración.
«¡Se siente increíble! Nunca había experimentado nada igual».
«Estupendo. Entonces lo estás haciendo bien».
«Rose, ¡eres realmente increíble!»
Los elogios de Aiden hicieron que Rose se sonrojara y soltara una risita. Parecían llevarse bien, pero tenía una última cosa importante que decirle a Rose.
«Tendremos una lección más profunda sobre la guía de contacto más adelante, pero hay algo aún más importante que tengo que decirte».
«Sí, Lady Closch.»
«El Joven Duque es un caballero muy educado, pero puede haber Espers por ahí que quieran aprovecharse de tu condición de plebeya. Podrían tratarte con rudeza. Aunque no sea el caso, los Espers que carecen de una guía adecuada pueden ser bastante rudos. En esos casos, te enseñaré técnicas de autodefensa».
Mis palabras hicieron que la expresión de Rose se tornara seria, y Aiden inicialmente mostró incomodidad pero rápidamente la disimuló hábilmente.
«Me disculpo, pero ¿estaría dispuesto a ayudar, Joven Duque?».
Parecía que debíamos dar ejemplo, así que le pregunté a Aiden, pero la respuesta vino por otro lado.
«Si es así, sería lo mejor».
Ciel, que había aparecido sin que nos diéramos cuenta, nos observaba.
* * *
Tras su encuentro con el Emperador, Ciel se apresuró a regresar a la finca de Closch. Tanto si se había imbuido realmente de Irene como si no, no podía soportar la ansiedad de estar lejos de ella, ni siquiera por un momento.
Ahora, al volver al paisaje familiar de la finca Closch, la ansiedad parecía disiparse.
Cuando llegó a la colina, vio casualmente a Irene, Aiden y la nueva guía haciendo algo. Habían subido a la colina y parecían estar realizando alguna actividad.
Escondido detrás de un árbol y observando, Ciel se dio cuenta de que Irene estaba dando una lección de guía. Sin darse cuenta, se encontró sonriendo ante el espectáculo. Incluso cuando se reveló intencionadamente, nadie notó su presencia.
Mientras contemplaba cuándo acercarse a ellos, se le presentó una oportunidad. Podría ser difícil para Aiden demostrarlo, y existía el riesgo de que resultara herido por los ataques de Irene.
Así que, con confianza, Ciel dio un paso al frente, pensando que no había nadie más que pudiera recibir las técnicas de defensa personal de Irene.
«Si es así, yo puedo hacerlo mejor».
«Duque».
«¿Qué tipo de demostración debo mostrar?»
«Hmm, puedes mostrar qué hacer cuando un Esper hace una petición grosera a un Guía».
«Bueno, entonces, ¿debo hacer algo como esto?»
En un instante, Ciel alcanzó a Irene y la agarró del brazo con cierta brusquedad.
«¡Kyaah- Milady!»
Saber que era una demostración no le facilitó a Rose calmar su acelerado corazón. ¿De verdad podía un Esper actuar así con una Guía?
Justo cuando la duda empezaba a asomar, Rose se sobresaltó una vez más y no pudo cerrar la boca.
Irene, con práctica facilidad, golpeó el cuello de Ciel antes de tirar de su brazo. En un instante, Ciel se agachó hacia delante, dejando al descubierto su cuello.
A continuación, Irene le asestó un golpe de cuchillo sin dudarlo.
«¡Uf!»
Por un momento, Ciel se dio cuenta de que había subestimado su capacidad para golpear. Y fue un momento en el que pudo entender cómo ella se las arreglaba para noquearlo en el pasado cada vez que estaba al borde de un ataque.
Por eso…
Cuando se despertaba después de haber sido noqueado, le dolía mucho el cuello.
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