—Lidia, ¿mi hermano regresó pronto? ¿Sabes algo?… Yo, he estado preguntando, pero nadie me dice nada. —Dijo Javier mirando a Lidia escribir en las hojas frente a ella.
—Él está bien, vendrá con nosotros, pronto no te preocupes, te prometo que todo estará bien, ¿sí? —Lidia intentó parecer tranquila mientras le contestaba a Javier, pero para él era evidente que algo extraño estaba sucediendo.
[Mientras tanto]
—Cion, ¿Por qué no le dices al príncipe lo que quiere saber? No deberías de estar ocultando información, si sabes algo sobre la señorita Lidia, deberías decirlo, no sé hasta cuándo podrás soportar el príncipe antes de llevar esto más lejos, Cion por favor, no quiero ver como un compañero al que aprecio sea ejecutado por traición. —Decía Camila preocupada mientras dejaba un pequeño plato con un pan y una manzana en el suelo dentro de la celda donde estaba encerrado Cion.
—Realmente agradezco tu preocupación Camila, pero no, no tengo nada que decir, dime, ¿tú traicionarías a la persona que amas por miedo a ser castigado?-Pregunto Cion con la vista hacia el suelo mientras recogía su plato de comida del suelo y se sentaba en el suelo apoyado contra el frío concreto de piedra.
—Cion… Entiendo, no diré nada más, pero si necesitas algo estaré haciendo guardia fuera de los calabozos, así que solo silva y vendré ¿de acuerdo? Eres mi compañero, estuvimos escoltando juntos a la señorita Lidia y confió en ti, sé que lo que sea que hayas hecho no lo hiciste con maldad, sé que debes tener una buena razón, por lo que conocí de ti hasta ahora sé que eres una buena persona —Dijo Camila antes de salir de los calabozos dejando a Cion sentado en su celda comiéndose la comida que ella le había dado.
—Solo espero que te mantengas a salvo Lidia, ese es mi único consuelo, saber que estás lejos y que puedes ser feliz lejos de aquí, así que no importa lo que pase ahora. —Susurro Cion mientras veía una rata entrar en su celda y robarle las migajas de pan que se le caían al suelo.
[Dos días después]
— ¿Ción? ¿Estás despierto? —Pregunto una mujer la cual estaba vestida de sirvienta mirando hacia dentro de la celda.
Cion levanto la mirada viendo a la mujer, y está sin decir nada más extendió su mano entregándole a Cion una carta, la sirvienta quien corrió rápidamente de los calabozos para no ser descubierta, dejando Cion con la carta en su mano, completamente confundido “¿Qué es esto?” Se preguntó Cion abriendo la carta que le habían entregado y encontrando en el interior una piedra de río, esta emanaba un extraño aroma a jazmines lo cual se le hacía conocido “Lidia…” Cion tomo la piedra en sus manos y la guardo en uno de sus bolsillos mientras leía el contenido de la carta.
*Cion, D, me ha contado lo que sucede, no te preocupes, J está bien, todos estamos cuidando bien de él, ahora lo más importante es sacarte a ti de ese lugar, te extraño, quiero verte, todos nos preocupamos por ti, yo… Tengo un plan, pero para poder llévalo a cabo y sacarte del palacio de manera segura tendremos que esperar un poco, te aseguro que esto funcionará, así que por favor, solo aguanta un poco más, no te des por vencido, iré por ti, no te dejaré solo Cion. Aún faltan muchas cosas que quisiera decirte, así que debes de cuidarte, te envié algo que te ayudara en caso de que te lastimes, aguanta un poco más hasta que pueda ir por ti, se despide L*
Cion termino de leer el contenido del papel y dio un gran suspiro al sentirse aliviado de saber que Lidia se encontraba bien “No importa si me quedo aquí por siempre mientras ella este a salvo, no quiero que se arriesgue a venir aquí por mi culpa” Cion tomando la piedra que le había enviado Lidia y mirando esta con detenimiento “Tiene el maná curativo de Lidia… Es bastante, debe de haber terminado agotada después de haber hecho esto” pensó Cion guardando la piedra en el bolsillo junto a su pecho, recordando una y otra vez el rostro de Lidia e imaginado todas las expresiones que ella habría hecho mientras le escribía la nota. A la mañana Cion escucho un gran alboroto en el palacio, todos los caballeros y sirvientas parecían estar alerta, corrían de un lado a sí otro y susurraban entre ellos, ¿qué sucedía? Preguntaba Cion sin entender nada. Ese mismo día, durante la noche, Camila fue a visitar a Cion a escondidas para dejarle un poco de alimento.
—¿Ción? Vamos toma, te he traído algo de pan, siento no poder traerte otra cosa, pero el palacio está hecho un completo caos en este momento, así que me es imposible traerte algo más, la seguridad está demasiado estricta. —Dijo Camila mientras dejaba el pan en el suelo envuelto en un pañuelo.
— ¿Qué está pasando Camila? ¿Por qué tanto alboroto el día de hoy? —Pregunto Ción inquieto.
Camila dio un suspiro y se apoyó contra la celda de Cion mientras observaba para todos los lados antes de comenzar a hablar y contarle a Cion lo que sucedió.
—Su majestad el rey ha caído en cama, muchos rumorean que fue envenenado, pero según la reina y los doctores solo es una enfermedad, el problema es que no tienen cómo sanarlo, dicen que es incurable, la reina ha estado al lado de su majestad desde que él cayó en cama y se dice que no queda mucho tiempo… Lamentablemente, puede que el príncipe suba al trono antes de lo que se esperaba.-Dijo Camila mientras que daba un largo suspiro.
— ¿Enfermedad? ¿No habrá algún mago que lo pueda ayudar? En la torre mágica o el templo podría tener a alguien que… —Cion miro a Camila y vio cómo ella negaba con la cabeza.
—Es imposible, la reina ya ha enviado, ha llamado a todos los magos y los sacerdotes, nadie ha logrado curarlo, han estado todo el día entrando y saliendo de los aposentos de su majestad, pero no ha habido ningún avance. —Respondió Camila.
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