— ¡Sal de ahí ahora, Razor! —Grito la Diosa con frustración.
Apareciendo frente a ellas un extraño hombre, el cual tenía una gran sonrisa amable en su rostro “¿Quién es él?”, se preguntó Lidia confundida, puesto que pensaba que en aquel lugar no se encontraba nadie más.
—Jeje… ¿Te sorprendí Daki? Jeje, te ves tan linda cuando frunces el ceño así, vamos ríete un poco, relájate, mira, tienes visitas el día de hoy, ¿no crees que es mejor ser amable con tu invitada? —Dijo el hombre, quien se acercaba a Lidia mirándola detenidamente de cerca.
— ¡Sal de aquí, Razor, no tienes nada que hacer aquí! —Reclamo la diosa, quien había sido llamada Daki antes por el hombre.
Lidia miró como ambas personas frente a ella, la diosa mirando molesta al hombre mientras este sonreía alegremente de oreja a oreja “¿Qué está pasando? Estoy confundida” pensó Lidia dándose cuenta de que, aunque la diosa parecía enojada, esta no parecía intimidar al hombre como lo hacía con ella.
— ¡Wow!, no pensé que tendría la oportunidad de conocerte tan pronto mi niña, entonces Daki ¿aprendiste algo al tener a esta niña en tu mundo? —Pregunto el hombre quien cambio su alegre y deslumbrante y traviesa sonrisa por una mirada seria y calculadora.
—No se dé qué hablas Razor, esta humana solo ha traído problemas en el flujo de mi mundo, desearía poder desáseme de ella, pero no puedo hacerlo por tu culpa. —Dijo la Diosa molesta.
—Yo no tengo nada que ver con eso Daki, tú hiciste de ella el personaje principal de tu historia, así que no me culpes de eso, yo ya te lo había advertido antes, debes de dejar que cada uno de ellos tome su propio rumbo y elija su camino, no puedes interferir en cada decisión que ellos tomen Daki. —Dijo el dios Razor mientras comenzaba a flotar en el aire, pareciendo estar sentado.
Lidia miró a ambos dioses parecer intercambiar opiniones sobre las creaciones hechas por ellos, sobre el rumbo de la vida de cada uno de los humanos.
— ¡Tú no tienes derecho de opinar sobre los mundos de los demás dioses Razor, solo ocúpate de tu mundo y no interfieras! —Grito frenéticamente la diosa Daki frente a ambos.
—Daki… Tú eres nueva en esto, he intentado advertirte miles de veces que intervenir de la manera en que lo haces en los destinos de tus creaciones no es correcto, debes parar, ellos deben de elegir sus propios caminos, esta niña que te envié a tu mundo debe de haberte enseñado que no siempre puedes tener el control Daki. —Dijo el Dios Razor mientras dejaba de flotar en el aire y ponía sus pies en el suelo.
— ¿Qué? ¿Tú me has traído aquí?, no entiendo, ¿Por qué ustedes están haciendo esto? —Pregunto Lidia, interrumpiendo la conversación de ambos dioses parados frente a ella.
La Diosa Daki molesta por escuchar a Lidia intervenir en su discusión, frunció el ceño, queriendo dar un paso frente a Lidia para regañarla, pero Razor se adelantó a esta acercando a Lidia e impidiendo que Daki se le acercara.
— ¡No puedes hablarnos así, tú eres una simple…! —Grito la diosa siendo intervenida por Razor.
—Eres hermosa, sabía que serias la persona perfecta para este trabajo Lidia, tienes un alma tan pura, no veo ni un poco de oscuridad en tu interior, si estuvieras en mi mundo hubiera concedido el deseo que quisieras, pero lamentablemente, yo estoy en contra de la intervención de los dioses en los mundos a menos que sea estrictamente necesario. —Declaro Razor.
— ¡Eso es ridículo Razor! ¡Nosotros somos sus dioses, sus creadores, podemos hacer con ellos lo que queramos, son nuestra responsabilidad! ¡Si los dejas solos, solo se destruirán, los humanos por sí mismos son autodestructivos! ¡Jamás aprenden! ¡Se dejan llevar por emociones pasajeras, destruyen, lastiman y pelean entre ellos! ¡Incluso aquellos humanos que juran amor por sus parejas e hijos, mienten, solo se aman a sí mismos, desean ser amados, es por eso que dan amor! ¡No podemos dejarlos solos! ¡Debemos vigilarlos, guiarlos, trazar cada uno de sus caminos con firmeza, para que no se desvíen de ellos! ¡Esa es la mejor manera de protegerlos! —Dijo la Diosa mientras que una extraña niebla negra la envolvía, dejando ver nada más que su rostro.
Lidia se sintió algo asustada por la apariencia tan aterradora de la diosa, quien parecía estar convencida de que su forma de pensar era la correcta y que nadie la haría cambiar de parecer. La diosa parecía no tener malas intenciones al escribir los destinos de las personas, pero al mismo tiempo, ella estaba tan obsesionada con protegerlos que los manipulaba como títeres sobre un escenario.
—Los humanos no son seres imperfectos Daki, esa es su gran belleza, ellos cometen errores y tienen la oportunidad de aprender de ellos para mejorar, incluso nosotros, no somos perfectos, aun siendo los creadores de todos estos mundos, aun así no podemos llamarnos perfectos, ya que siempre hay algo nuevo que podemos aprender para proteger la felicidad de nuestras creaciones, ¿acaso, no es por eso también que les dimos a ellos el sentido de la razón?, para que pudieran escoger y elegir sus propios caminos… —Hablo Razor, con voz fuerte e imponente a la diosa Daki.
Razor, se paró frente a Lidia protegiéndola de la ira de la diosa, quien parecía estar perdiendo el control emocional, “Esa niebla negra son… Letras, son letras flotando a su alrededor, pensé que era niebla, pero son las letras de las hojas que ella estaba escribiendo, las cuales flotan como niebla negra” pensó Lidia viendo a Razor frente a ella, protegiéndola de la Diosa “Este dios, jamás había escuchado hablar de él en la novela ¿Quién es? En la novela solo se nombraba a la diosa como, diosa, y no le dieron nombre” Lidia poco a poco comenzaba a entender, pero aún tenía algunas dudas de lo que estaba sucediendo.
—Ellos jamás aprenden, viste el mundo de Itto, esos humanos viven en guerra constantemente, él al igual que yo era un dios nuevo, y aun así, ha perdido más de cuatro mundos, cuatro mundos que han sido destruidos por culpa de los humanos, ellos destruyen todo cuando tienen el poder de decidir, son violentos y autodestructivos, sé que debe de haber conflictos en los mundos para que ellos puedan aprender, es por eso que prefiero yo misma crear y guiar aquellos conflictos para que no se salgan de control. —Respondió Daki mientras que Razor comenzaba a molestarse.
—Daki, detente ya, es suficiente, todos los demás dioses te han soltado la mano, te advertimos que no intervinieras en sus vidas más de lo necesario, es tiempo de que pares con esto o terminaras fracturando el mundo y eso podría llevar a tu extinción. —Dijo Razor mirando a Daki con preocupación.
Lidia en ese momento se dio cuenta por qué Razor la había enviado a ese mundo, él contaba con que ella pudiera cambiar el rumbo de la historia y hacer ver a la diosa el mundo de una manera completamente diferente. La diosa deseaba poder mantener ese mundo en paz, quería un mundo perfecto, un mundo feliz donde no hubiera grandes conflictos y sus creaciones no se destruyeran entre sí, ella solo veía a los humanos como seres autodestructivos, maliciosos que no respetaban a nada ni nadie sin la intervención de ella. “Ella… Ella no tiene ni una pizca de esperanza ni fe en los humanos” pensó Lidia mirando a la diosa, quien parecía estar furiosa y triste al mismo tiempo.
— ¡Tú NO TIENES DERECHO A DECIR NADA, RAZOR! ¡TU SOLO TE SIENTAS A VER COMO LOS HUMANOS DESTRUYEN Y ACABAN CON TODO, Y AUN ASÍ SIGUES DÁNDOLES NUEVAS OPORTUNIDADES! ¡NO ENTIENDES QUE ELLOS NO APRENDEN!, ¡SON SERES QUE DEBEN DE SER CONTROLADOS Y VIGILADOS CONSTANTEMENTE Y SI SE SALEN DEL CAMINO TRAZADO, SOLO TIENEN UNA OPCIÓN! ¡DESAPARECER! —Grito la diosa agudizando su mirada, observando a Lidia, la única creación que se había desviado de su destino y que estaba interfiriendo así mismo en los destinos de los demás personajes de su mundo.
—Daki, estás perdiendo el control, detente o me veré obligado a interferir nuevamente. —Se pronunció con tranquilidad con una voz fuerte e imponente Razor, lo cual provoco que la diosa Daki abriera los ojos asustada, y que la neblina de letras que flotaba a su alrededor se desvaneciera.
Lidia viendo todo lo que estaba sucediendo se acercó a Razor y jalo de su ropa esperando que él se volteara a mirarla, y tal como Lidia quería este volteo suavizando su expresión a una tierna y amigable sonrisa para Lidia.
— ¿Si mi niña? —Pregunto Razor.
—Yo… Yo quisiera, ¿me puedes explicar qué sucede? —Pregunto Lidia, quien ya había deducido la mayor parte de la situación al escuchar la gran discusión entre los dioses.
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