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Me convertí en la sirvienta del príncipe olvidado (Novela) – Capitulo 38

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Helena se quedó en silencio unos segundos preguntándose a sí misma cuáles serían sus verdaderos padres, quienes la habían abandonado en aquella puerta bajo la nieve siendo solo una bebe de unos cuantos meses.“Ahora tendré realmente una familia, no, no debo pensar así, yo ya tengo una familia, y esos son mis hermanos, ellos son mi familia” Se repitió a sí misma Helena quien siempre había deseado tener el amor de unos padres que la quisieran incondicionalmente, algo que jamás había experimentado ni en su primera vida ni en la actual.

—Sobre tus hermanos, ellos se quedarán aquí en el castillo, Inés y Robert los protegerán, mi ti el duque también dejará algunas personas aquí para que puedan protegerlos en caso de cualquier problema, así puedes estar tranquila. —El príncipe al mirar a Helena sintió que esta podía estar preocupada por sus hermanos, así que intento tranquilizarla con sus palabras.

—Sí, gracias, ellos… Realmente me daba miedo dejarlos solos en nuestra casa, es mucho más seguro si se quedan aquí, así me puedo quedar mucho más tranquila, su alteza, debido a que ahora sé que estarán con personas de nuestra confianza y en un lugar seguro. —Respondió Helena a las palabras del príncipe mientras intentaba mantenerse tranquila y se acurrucaba en los brazos de Noah.

A la mañana siguiente, Helena se despertó recostada aún al lado del príncipe Noah, sintiéndose avergonzada por la situación “He… Yo, ¿Cuándo me quedé dormida?, estábamos hablando tan animadamente, ¿Cómo pude quedarme dormida aquí?”, pensó Helena levantándose rápidamente de la cama preocupada por su apariencia al haber despertado recién. Fue entonces que sintió una mano, sujetar su antebrazo y jalarla hacia la cama nuevamente.

— ¿A dónde vas?, ven aún es temprano, duerme un poco más. —Dijo el príncipe mientras miraba a Helena, quien parecía completamente sonrojada.

La voz del príncipe parecía somnolienta, pero aun así era incluso más atractiva de lo habitual “No es justo, ¿Cómo podría decirle que no cuando me habla así?” Helena no podía resistirse al pedido del príncipe, recostándose cuidadosamente a su lado.

—Su alteza, los demás pueden malinterpretar la situación si descubren que ambos estamos… Aquí —Susurro Helena, mientras que el príncipe mantenía los ojos cerrados y la escuchaba.

— ¿Qué importa lo que piensen los demás? Soy feliz contigo a mi lado, y quiero creer que tú también lo eres, aparte, nadie más que nuestras personas de más confianza pueden subir al tercer piso, así que dudo que alguno de ellos hable demás. —Respondió Noah a las palabras de Helena.

—Aun así, yo… —Helena, dudosa, quería negarse a estar allí, ya que sabía que esto podría ser tomado mal por los demás, pero al ver a Noah descansando a su lado le era difícil alejarse de él.

—Shhh… Nadie dirá nada, aquí solo somos tú y yo, nadie puede interrumpir esto. —Dijo el príncipe abriendo los ojos y mirando el fino rostro de Helena frente a él.

Helena sonrió al ver al príncipe mirarla con tanto anhelo, era un momento hermosamente mágico, algo que le hubiera gustado vivir antes y lo cual se vio interrumpido por un fuerte golpe en la puerta de la habitación.

[Toc toc toc]

—Su alteza, el duque está buscando a la señorita Helena, pero no hemos logrado encontrarla en todo el castillo, estamos preocupados, podría…-El mayordomo preocupado hablaba nervioso detrás de la puerta mientras que el rostro del príncipe parecía demostrar claramente su molestia.

Helena no pudo evitar sonreír al notar la situación tan vergonzosa en la que se encontraban, “¿Qué diría Robert si me viera aquí? Seguramente se imaginaría muchas cosas” pensó Helena sin imaginarse que el príncipe activaría claramente esas dudas.

—Dile a mi tío que deje de buscarla, Helena está aquí conmigo. —Grito Noah a las palabras del mayordomo que aún se encontraba al otro lado de la puerta de la habitación.

Helena abrió los ojos, sorprendida al no haberse esperado que Noah la delatara tan fácilmente, esta se sonrojó y se ocultó bajo las sabanas de la cama avergonzada. En su vida pasada talvez esto no se hubiera visto tan mal, pero incluso en esa vida, ella jamás había tenido una pareja, ella siempre se había preocupado nada más que en estudiar y trabajar, por lo que nunca tuvo tiempo suficiente para pensar en el romance. Y ahora que por primera vez se había enamorado, se encontraba en una situación tan vergonzosa, y en un mundo donde esta situación era mucho más inapropiada que en la edad moderna “¿Cómo miraré a la cara a Robert ahora? Qué vergüenza” se repetía Helena mientras ocultaba su rostro y Noah se divertía al notar reaccionar Helena de una manera tan diferente de lo usual.

—Qué linda, vamos, sal de ahí, él no entrará, vamos, déjame verte… —El príncipe intento destapar a Helena que se ocultaba bajo las sabanas.

Al lograr apartar la sabana del rostro de la joven, pudo ver dos mejillas completamente sonrojadas, mientras los ojos de esta se abrían de par en par, dejando ver el reflejo de Noah en sus ojos.

—Su, su alteza, ¿Por qué?, no era necesario que… ¿Qué pensará Robert ahora? Él quizás, él puede malinterpretarnos y, y… —Helena se sonrojó aún más cuando se imaginó lo que podría pensar el mayordomo de la situación en la que se encontraban en ese momento.

El príncipe sonrió y se levantó de la cama para acercarse a la puerta a ver a Robert, que aún se encontraba al otro lado de la puerta. Noah abrió la puerta y vio al mayordomo al otro lado, quien se veía algo confundido ante las palabras que el príncipe había dicho anteriormente.

—Robert, ¿por qué sigues aquí?, ¿no te dije que le digas a mi tío que Helena se encuentra conmigo? ¿O necesitas algo más? —Pregunto el príncipe mientras mostraba una sonrisa divertida.

—Su alteza, no es apropiado que la joven Helena se encuentra en su habitación a estas horas, creo que lo mejor es que ella venga conmigo ahora, el duque tiene todo preparado para comenzar de inmediato las clases de etiqueta de la señorita, tenemos poco tiempo para prepararla así que por favor su alteza, coopere con nosotros y no se convierta en un obstáculo en el progreso de la Helena en sus estudios. —Dijo el mayordomo mientras hacía una reverencia al dar su opinión al príncipe con respeto hacia él.

—Hah… Bien, tienes razón, bueno, dame unos minutos, Helena irá de inmediato, ¿de acuerdo? —Contesto el príncipe al pensar en lo nerviosa que debía sentirse Helena en ese momento, y en todo lo que esta quería esforzarse para serle de ayuda.

Al cerrar la puerta Noah camino hacia la cama y con una voz tranquila, pero profunda, comenzó hablar, diciéndole a Helena que el duque la estaba buscando para comenzar sus estudios, para que esta estuviera preparada para su presentación con el príncipe ante los nobles.

—Bien su alteza, iré de inmediato. —Respondió Helena levantándose de la cama y ordenando su ropa para luego dirigirse a la puerta.

Noah la sujeto por la espalda, deteniendo su paso y abrazándola con fuerza desde la espalda.

—No me gusta, quisiera poder estar contigo todo el tiempo. —Dijo el príncipe mientras hundía su rostro en el cuello de Helena.

—Está bien su alteza, volveré en cuanto terminen mis lecciones, ¿de acuerdo?, traeré también algunos dulces. —Concluyo Helena antes de darle un beso en la mejilla al príncipe y alejarse abriendo la puerta y marchándose a sus clases con el duque e Inés, entre otras personas que la ayudarían.

[Quince horas después]

—Lilian Evans, ¿has visto a Helena hoy? … —Pregunto el príncipe mientras miraba a su alrededor.

—No desde la mañana su alteza, por lo menos aquí en el patio de entrenamiento no ha venido, ¿le ha preguntado a la jefa de mucamas? Ella podría saber, hoy en la mañana las vi juntas en el comedor. —Respondió Lilian, el caballero femenino, amiga de Helena.

—Está bien caballero Evans, en caso de que la veas dile que la estoy buscando. —Concluyo el príncipe marchándose.

Ya eran más de las diez de la noche y Helena había dejado la habitación del príncipe temprano en la mañana, pero esta aún no se había mostrado ante él desde entonces, ¿Cómo podría llevar tantas horas estudiando? Eso sería demasiado, habían pasado más de quince horas. Ya después de un rato buscando a Helena dentro y fuera del castillo, este se rindió y volvió a su habitación esperando que ella cumpliera su palabra y fuera a su cuarto al terminar sus lecciones. Al paso de una hora después, Helena toco la puerta de la habitación del príncipe y entro silenciosamente.

—Su alteza… —El príncipe estaba sentado frente la ventana mirando hacia afuera, al escuchar la voz de Helena volteo para verla.Redes

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