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Me convertí en la sirvienta del príncipe olvidado (Novela) – Capitulo 31

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El príncipe al sentir a Helena aferrada a él pudo notar como esta temblaba y respiraba con agitación, el rostro de Helena estaba empapado en sudor junto con su cabello, mientras que dejaba ver su ropa rasgada y su cuerpo completamente lastimado, “Sus rodillas están sangrando, al igual que su espalda… ¿Quién se atrevió hacer algo así?” Pensó el príncipe sosteniendo a Helena con fuerza. La ropa de Helena estaba completamente destrozada en su espalda, dejando ver claramente las grandes heridas en su espalda, mientras que sus piernas se encontraban con varios rasguños y hematomas por caer tantas veces.

—¡¡Ven aquí, mestiza, acabaré contigo ahora mismo!! —Se escucharon los gritos de la mujer araña, quien corría a gran velocidad hacia la entrada de la cueva para atacar a Helena nuevamente.

El príncipe al darse cuenta de lo que se avecinaba dejo a Helena a un costado sentada contra el muro de la cueva y se preparó para atacar a quien se avecinaba atacarlos “Parece que es bastante grande” pensó el príncipe antes de ver la apariencia grotesca de la mujer araña. Al aparecer la araña frente al príncipe este quedo impactado por aquella apariencia, se suponía que este tipo de criaturas no habitaban en el territorio. ¿Cómo era posible que se encontrara allí?, todos sabían que en la montaña rocosa había animales salvajes, y criaturas que ponían en peligro la supervivencia de las personas que se avecinaban a entrar en la montaña, pero el príncipe jamás hubiera imaginado que una bestia tan monstruosa como la mujer araña habitara en el interior de la montaña.

— ¡No estorbes, feo monstruo! —Grito la mujer araña quien estaba obstinada con querer matar a Helena.

El hacha del príncipe detuvo el ataque de la araña, quien intentaba con sus patas herir a Helena, que se encontraba a espalda del príncipe. Helena vio al príncipe detener los ataques de la araña incluso en la oscuridad, lo cual le parecía algo extraño porque antes de que este llegara a la cueva, todo a su alrededor parecía estar en oscuridad absoluta. “Logro verlo con claridad” Helena podía darse cuenta de que el príncipe era fuerte y era capaz de esquivar a la araña y detener sus ataques, pero aun así, la araña parecía ser mucho más fuerte. “El príncipe parece agotado” se dijo a sí misma Helena al ver como el príncipe respiraba agitado mientras detenía los incontables ataques, mientras que su enemiga seguía atacando sin bajar ni un poco su velocidad ni su fuerza.

— ¡Su alteza, escapemos! … —Grito Helena, preocupada por el bienestar del príncipe Noah.

El príncipe miró a Helena viendo como esta se encontraba herida, pero aun así se preocupaba por el “No puedo sacarla de aquí sin el riesgo de que esa cosa nos ataque nuevamente” El príncipe miro a la bestia que lanzaba sus patas intentando herirlo con gran fuerza.

— ¡Helena, quédate detrás de mí, no te alejes demasiado! —Grito el príncipe a Helena mientras rechazaba los golpes de la monstruosa mujer que los atacaba.

Helena pudo ver claramente como varios de los ataques lanzados hacia el príncipe Noah lo golpeaban directamente en sus brazos y espalda, e incluso en su rostro. La sangre comenzaba a brotar en una de las heridas hechas al príncipe sobre su ceja, haciendo que la sangre tapara su vista y fuera aún más difícil esquivar los ataques de la monstruosa mujer. El príncipe sintiendo que la araña podría derrotarlo se concentró en pensar cómo sacar segura a Helena de la cueva “La salida de la cueva está a unos cien metros desde aquí, será difícil liberar el camino mientras la protejo de esta cosa” pensó el príncipe mientras veía de reojo a Helena y era atacado por la araña.

— ¡Helena camina detrás de mí mientras retrocedo! —Grito el príncipe sin esperar que uno de los ataques de la mujer araña lo tomara desprevenido lanzándolo por los aires hacia la parte superior de la cueva.

El príncipe chocó contra la parte superior de la cueva para luego caer sobre una de las garras de la mujer, quien tenía unas uñas tan largas como garras para desgarrar la piel fácilmente. El príncipe sujeto su estómago con fuerza mientras la sangre brotaba manchando todo el suelo del lugar. Helena, al ver lo que estaba sucediendo ante sus ojos, no pudo quedarse quieta corriendo hacia él, esperando poder protegerlo de la bestia.

—Helena… No, tú, tú debes, debes salir de aquí. —Dijo el príncipe.

La mujer araña se preparó para atacar nuevamente, mientras que Helena abrazo al príncipe fuertemente, esperando recibir ella el impacto del ataque en su lugar, sin esperar que el príncipe sacara una daga larga y apuñalara a la mujer en el pecho. El ataque de la mujer araña había sido repelido por alguna fuerza extraña que le impidió tocar a Helena y a Noah por unos segundos, mientras que el príncipe usaba esos mismos segundos para atacarla y acabar con ella. Helena, asustada por la condición en la que el príncipe se encontraba, lo abrazo con fuerza mientras este se desvanecía, luego de atacar a la araña dos veces en el pecho y abdomen.

—Su… Su alteza, no, por favor, no, no puede… —Helena sujeto al príncipe, abrazándolo con fuerza mientras este se encontraba de rodillas en el suelo, completamente bañado en su propia sangre.

— ¡Mua…ha, jaja…! ¡Ese, ese hombre, ese hombre morirá, sufrirás su perdida, será peor, peor que la muerte pequeña mestiza! —Dijo la mujer araña mientras sus patas se calmaban y ella caía al suelo inmóvil.

Helena se arrodilló junto al príncipe, su corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas. La cueva se había envuelto en un silencio absoluto, el cual fue roto solo por el débil sonido de la respiración entrecortada del príncipe herido a su lado.

—No puede dejarme. —Susurró Helena con voz temblorosa, aferrando con fuerza la mano del príncipe entre las suyas.

El príncipe abrió los ojos débilmente, sus pupilas dilatadas reflejando el dolor y la resignación.

—Helena… —Murmuró, su voz apenas un susurro.

Con manos temblorosas, Helena cerró los ojos, deseando con toda su alma que el sufrimiento del príncipe se transfiriera a ella, dispuesta a sacrificarlo todo por quien al fin había admitido amar. En ese momento, un recuerdo de su infancia inundó su mente, un recuerdo de cuando uno de sus hermanos más pequeños había enfermado de gravedad estando al borde de la muerte, se trataba de un sueño vívido en el que había visto tiempos pasados, mujeres que podían absorber el dolor de otros en sus propios cuerpos para aliviar su sufrimiento.

—Debo intentarlo… —Murmuró para sí misma, recordando el sueño como si fuera ayer.

Con una determinación renovada al recordar que después de aquel sueño su hermano se recuperó, Helena se concentró en el vínculo que compartía con el príncipe, dispuesta a asumir su dolor y sufrimiento. Una energía extraña fluyó a través de ella, envolviendo al príncipe en un aura brillante y cálida. Su piel pálida comenzó a adquirir un tono más saludable, y el ritmo de su respiración se volvió más regular. Sin embargo, el esfuerzo de canalizar aquella energía era abrumador para Helena, quien luchaba por mantenerse consciente.

—¡Helena, detente! —Exclamó una voz desde la entrada de la cueva.

Helena abrió los ojos sorprendida, encontrándose con la mirada del tío del príncipe, el duque, quien la observaba con mezcla de asombro y preocupación mientras se introducía al interior de la cueva, caminando rápidamente hacia ella.

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Chapter 31