Capítulo 118
Este olor familiar, este calor, y el clima que era el mismo que el día anterior fue suficiente para traerme de vuelta al presente. Tomándome con tanta avidez, no tan diferente a la del día anterior, absorbía y recibía todo lo que yo le daba con tanto fervor.
“Ahh, cariño…”
Gradualmente, su voz empezó a bajar, sonando como si estuviera borracho. Sin embargo, sus gestos eran otra cosa. Cada vez que la punta de su miembro golpeaba con fuerza un punto determinado de mi interior, mis uñas dejaban sin querer líneas rojas en su antebrazo.
Mientras pasaban estos momentos, Ciel nunca apartaba de mí sus ojos persistentes e intensos. Y, dejaba besos empezando por mis párpados, en la punta de mi nariz, y como si no pudiera aguantar más, finalmente, mis labios. Recorrió sus labios sobre los míos con rudeza, su lengua penetró a través de mis labios y me exploró profunda y lánguidamente.
Hubo momentos en los que casi sentí que no podía respirar más con lo fuerte que me abrazaba. Irónicamente, sentir esto me excitaba aún más.
Era como si utilizara todo su cuerpo para decirme a mí y al mundo entero: “Te deseo”.
No había duda de que una mente sobria tenía el control sobre el cuerpo, pero mi espalda se arqueaba sin vacilar al recibirle con más familiaridad. Dobladas como un arco, sus grandes manos se aferraban a mis caderas con tanta familiaridad para sostenerme.
Luego, como una bestia gruñendo, gemía fuerte mientras entraba una y otra vez. Cada vez que llenaba mis paredes interiores al máximo, mi energía rectora parecía escaparse. Estaba fuera de mi control.
Él se movía vigorosamente, absorbiendo toda la energía que yo tenía para dar, y entonces sus propias capacidades empezaron a escaparse. Mi cuerpo y el suyo se elevaron por los aires. Toda la ropa de cama y los muebles que nos rodeaban flotaban en el aire como si la gravedad se hubiera perdido momentáneamente.
Aunque sabía que él no me dejaría caer, instintivamente me eché hacia delante, le rodeé el cuello con los brazos y me aferré con fuerza. Cuanto más me aferraba, más ásperos se volvían sus gemidos.
“Seohyun…”
En un momento dado, olvidé si habíamos vuelto al pasado o si seguíamos en el presente por el nombre que pronunció en voz baja. Al igual que él, yo también volví a ese tiempo y lo llamé por su nombre y gemí.
“Ah- Ciel…”
Entonces, bruscamente, sus movimientos se detuvieron. Respiró agitadamente durante un momento, levantó la cabeza y me miró. Al instante, sus ojos azules, como lagos más profundos que el cielo, se llenaron de lágrimas.
Con suavidad, cerró los ojos y se acercó a cada lado de mi cara con la mano. Después, me abrazó muy fuerte, como un nudo, y me susurró.
“Sí, así es. Soy tu Ciel…”
Con la voz entrecortada por las lágrimas, pronunció estas palabras con tanta ternura que cerré los ojos. Al igual que nos habíamos convertido en uno durante la noche por más de una vez, los dos estábamos completos.
La lluvia continuaba y la noche era larga.
Ese día habíamos dejado atrás el pasado.
* * *
Ciel solía venir a mi casa todos los días, pero después de ese día, dejó de visitarme. Y, yo también dejé de prestar tanta atención a sus visitas.
“Rin, es mejor si intentas blandir tu espada así.”
Escuchando el consejo de David, hice lo que me dijo.
“Ah, perfecto. Como era de esperar, eres mi querida hermana pequeña, así que por supuesto también tienes talento con la espada.”
Siendo tan cariñoso, está claro que David era tan malo como papá. Definitivamente sería un tonto para sus hijos.
“Pero, Hermano.”
“¿Sí?”
Se suponía que papá tenía tiempo libre en el trabajo hoy, pero no pudo tomarse un descanso porque al gremio le estaba yendo muy bien. Así que en lugar de papá, David me estaba enseñando esgrima hoy.
Mientras movía mi espada siguiendo sus instrucciones, le pregunté sin pensarlo demasiado.
“¿Cuándo te vas a casar?”
“…¿Por qué preguntas eso de repente?”.
“Quiero decir, ¿supongo que sólo quiero ver a mi sobrina o sobrino?”
“……”
Los labios de David estaban tan cerrados como una almeja. Luego, bajó la espada y volvió a preguntarme con rostro serio.
“¿Tienes ganas de ver a un bebé?”.
“…Sí, supongo que sí”.
Al oír mi respuesta, ladeó la cabeza y murmuró.
“Eso es preocupante”.
“¿Eh? ¿Qué?”
Estaba repasando mi familiar manejo de la espada, así que no pude oír bien lo siguiente que dijo mientras el viento silbaba al blandir mi espada.
“Quieres ver un bebé, pero antes debería haber un matrimonio”.
El sonido de una espada cortando el viento siempre era tan satisfactorio de escuchar. Con lo agradable que era, me quedé absorta con los movimientos y sonidos.
“¡Niños, es hora de comer!”
En ese momento, mamá vino a visitar el campo de entrenamiento por primera vez en mucho tiempo. Mamá había estado muy ocupada últimamente, sin embargo manejó toda la conmoción y alboroto con una cara brillante.
Estaba más que contenta de poder arreglar por fin la mansión y preparar el equipo agrícola para los ciudadanos del feudo. Todo esto se debía a que papá estaba dejando que mamá se encargara de todos los beneficios que obtenía de las ventas del gremio.
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