El duque miró a Helena por unos segundos recordando, cuantas veces había visto a esa sirvienta junto al príncipe, como él parecía sonreír al estar con ella, Helena parecía ser una joven, educada, alegre y sin prejuicios, alguien que realmente respetaba y era leal al príncipe Noah “Esta joven seguramente podría ayudarme para poder convencer a mi sobrino a volver a la capital” El duque miro a Helena invitándola a sentarse frente a él. Después unos minutos conversando, el duque no podía parar de reír de todas las ocurrencias que tenía Helena al hablar con él.
—Eres muy sincera y divertida muchacha, espero que te quedes al lado de mi sobrino por bastante tiempo, ese espíritu sincero y amable que tienes podría curar aquellas heridas en su corazón. —Dijo el duque mientras sonreía gentilmente a Helena, que se encontraba sentada frente a él.
—He… Me alaga con su comentario su excelencia, yo también espero poder seguir sirviendo a su alteza el príncipe por mucho tiempo más si él me lo permite. —Respondió Helena con una sonrisa sincera en su rostro.
La mirada genuina y sincera de Helena era asombrosa a los ojos del duque, quien estaba acostumbrado a vivir junto a nobles y sirvientes que sonreían de manera forzosa ante él para poder ganarse su simpatía.
—Entonces Helena, ¿tú ayudaste a su alteza a crear el plan para proteger el territorio de las bestias? —Pregunto el duque.
—Bueno, yo no diría que lo ayude, solo di algunas observaciones y el príncipe pareció considerarlas, aunque claro, el príncipe mejoro mucho más el plan para poder defendernos de esas cosas. —Respondió Helena dándole el crédito al príncipe.
Al terminar la conversación con el duque, Helena se dirigió a ver a sus hermanos los cuales estaban jugando y leyendo libros frente la chimenea de su habitación, mientras que Massiel les servía algunos dulces que había ido a buscar de la cocina “Se ven tan felices y tranquilos aquí, me gustaría que siempre pudieran vivir así, pero… Este es el castillo del príncipe, en cuanto él lo disponga tendré que llevar de vuelta a los niños a la cabaña” pensó Helena acercándose a ellos para compartir. Al paso de las horas, Helena se dirigió a la cocina para preparar la cena del príncipe, pero al llegar pudo ver como Jessica se dirigía hacia el tercer piso con una bandeja llena de delicias.
—Esa mujer de nuevo… —Helena siguió a la mujer viéndola entrar en la habitación del príncipe.
—Helena, ¿Qué haces allí? —Se escuchó la voz de Matías que miraba a Helena parada en una esquina, espiando el pasillo donde Jessica había entrado a la habitación del príncipe.
Helena, asustada al verse descubierta por su hermano espiando el pasillo, abrió los ojos y comenzó a tartamudear sin poder formar una sola palabra en sus labios.
—Hermana, ¿estabas espiando la habitación del príncipe? —Pregunto Matías.
—He… ¡No, claro que no! —Refuto Helena nerviosamente.
Matías, mirando a Helena por primera vez tan nerviosa y sonrojada, comenzó a reír fuertemente, haciéndose escuchar en todo el pasillo del tercer piso sus fuertes y graves carcajadas. Por lógica, sus fuertes risas no pasaron desapercibidas, siendo escuchado por el príncipe quien, al escuchar el escándalo en el pasillo, abrió la puerta viendo el rostro sonrojado de Helena mientras esta intentaba ocultar su cara con sus manos avergonzada. El príncipe miró a Matías que seguía riendo, notando como Helena se veía más sonrojada al ver que el príncipe salía de su habitación y se acercaba a ellos.
—Helena, ¿Qué está pasando aquí? —. Pregunto el príncipe.
Fue en aquel momento en que, detrás del príncipe, Helena pudo notar a Jessica saliendo de la habitación con una leve sonrisa que parecía estar dirigiéndole directamente a ella “Ella…” Helena se dio cuenta de inmediato que aquella mujer la miraba y que esa sonrisa había sido dirigida solamente para ella.
— ¿Helena? —Pregunto el príncipe nuevamente.
—No pasa nada su alteza, mi hermano solo es un idiota, si me lo permite lo sacaré de aquí. —Dijo Helena molesta mientras tomaba a Matías por el brazo y se lo llevaba a la habitación que compartían todos los hermanos.
Al llegar a la habitación, Helena soltó el brazo de su hermano mientras ella se sentaba en una de las camas que se encontraba en la habitación “Eso fue vergonzoso, todo por culpa de este idiota” Helena miro a Matías, molesta por la reacción de este al haberla visto en el pasillo.
— ¡Tú!… ¡¿Por qué hiciste eso?! ¡Eres un tonto! —Grito Helena molesta sin esperar que su hermano comenzara a reír nuevamente.
—Jajajaja… Es que, Helena, tú, jajaja, estabas, estabas espiando de una manera tan ingenua al príncipe, jajajaj, todo, todo porque esa…jajaja, estás celosa de esa, de esa sirvienta, ajajajajaj, hermana tú… ¿Estás enamorada del príncipe? Ja… No lo puedo creer, ¿para qué pregunto? Sí, es tan evidente. —Se respondió a sí mismo Matías mientras calmaba poco a poco su risa.
Helena al escuchar las palabras de su hermano se quedó en completo silencio “¿Enamorada?… No, eso, no, yo…” Helena miró a su hermano y se quedó en silencio unos segundos.
—Yo, respeto mucho a su alteza, él es… Amable es muy bueno, es fuerte, inteligente e ingenioso, es… Yo solo soy su sirvienta. —Respondió Helena sin saber que más responder a las palabras de su hermano.
—Helena, hermana, no tienes por qué mentirme a mí y menos aún a ti misma, tú y yo nos conocemos desde hace años, puede que no compartamos la misma sangre, pero eres tan hermana mía como cualquier hermano consanguíneo que exista, incluso más, porque nosotros nos elegimos como hermanos, elegimos sernos leales, cuidarnos uy amarnos como una familia, eso es más fuerte y poderoso que cualquier vínculo consanguíneo, es por eso, por eso que siempre te voy a apoyar, te conozco, sé cómo eres, y sé muy bien lo que esconde tu corazón, incluso antes de que tú misma te des cuenta. —Concluyo Matías antes de acercarse a Helena y darle un gentil abrazo afectuoso.
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