—Entonces Helena, ¿quieres tomar una taza de té y comer algunos dulces conmigo? —Pregunto el príncipe, pero Helena lo miro por unos segundos y un extraño sentimiento invadió su pecho.
El príncipe había estado varios días tratando de manera distante a Helena, y justo en ese momento cuando se habían vuelto a acercar Helena se había encontrado con otra sirvienta entrando en la habitación del príncipe para servirle “¿Podría ser que él prefiere que lo sirva esa sirvienta?, tal vez es por eso que ha estado tan distante conmigo, tal vez prefiere que lo atienda ella” pensó Helena mientras sentía que le era difícil respirar. Helena tomo su bolso alejándose del príncipe y dando algunos pasos atrás.
—Lo siento su alteza, creo que me he sobrepasado demasiado, es mejor que vaya a la cocina para ayudar un poco. —Helena se alejó, pero antes de abrir la puerta se escuchó la voz del príncipe detenerla con una voz profunda.
—No tienes por qué ir a ayudar en la cocina, tú eres mi sirvienta, tu único deber aquí es estar a mi lado, no necesito de nada ni de nadie más, así que quédate aquí, ven y siéntate y dime ¿Qué es lo que pasa? —El príncipe le negó a Helena marcharse invitándola a sentarse a comer a su lado.
Los dulces y el té sobre la mesa se veían deliciosos, pero por primera vez ni Helena ni el príncipe parecían realmente interesados en probar aquellas delicias.
—No, no sucede nada su alteza, no entiendo por qué lo pregunta. —Respondió Helena mientras miraba la taza de té que se encontraba en sus manos.
—Helena, es inevitable no darme cuenta por tu rostro, que algo parece estar molestándote, ¿quieres decirme? —Helena miro al príncipe y al pensar que este talvez no la querría más como su sirvienta, su corazón se apretó en su pecho.
—Su alteza, ¿usted tiene pensado tomar a otra sirvienta para que lo atienda? —Pregunto Helena mientras dejaba la taza sobre la mesa y apretaba su delantal con sus manos nerviosas al esperar la respuesta del príncipe.
El príncipe miró a Helena sin entender por qué ella le preguntaría algo así, pero al notar que ella parecía ansiosa frente a él, le contesto con total sinceridad.
—Helena, no sé por qué me preguntas algo así, o porque estás preocupada por eso, pero si puedo aclarar tus dudas y preocupaciones te lo diré, no, no tengo intención que nadie más me sirva, ni se convierta en mi sirvienta personal además de ti. —Contesto el príncipe mirando a Helena que levantaba su rostro mostrando una mirada completamente aliviada.
Helena dio un pequeño suspiro y luego se puso de pie rápidamente mirando al príncipe e inclinándose ligeramente mientras sostenía su vestido y agradecía al príncipe por considerarla.
—Su alteza, muchas gracias por darme el honor de servirle, realmente yo… Gracias, desearía poder seguir así siempre. —Dijo Helena mientras sonreía alegremente.
El príncipe y Helena comenzaron a compartir cada vez más cada día, volviendo a tener la relación tan cercana y sincera que habían tenido antes, parecía que jamás se hubieran distanciado. El duque que veía a Helena y al príncipe llevarse tan bien se sentía complacido, era agradable darse cuenta de que había alguien en quien el príncipe se podía apoyar, alguien que parecía apreciarlo sinceramente.
—Sobrino, deberemos viajar a la capital en dos meses para la celebración de mayoría de edad del príncipe Kuzel, he encargado algunas personas de mi confianza que vengan a cuidar tu territorio, y que velen por la seguridad y bienestar de tu gente, también tenemos a muchos que están dispuestos a darte su apoyo como legítimo heredero así que… —El duque seguía hablando cuando Noah se levantó de su asiento interrumpiendo las palabras de su tío el duque.
—Sé que es lo que deseas duque, pero no estoy dispuesto a exponer a mi gente a la crueldad de la familia imperial, sé muy bien de lo que es capaz mi padre y mis hermanos, y aún más esa mujer, ellos no se quedaran quietos si yo doy un paso al frente como heredero, por otra parte, mi padre ni siquiera me considera digno de ser su hijo, menos aún, su heredero al trono. —Respondió el príncipe mientras mostraba una mirada feroz al duque.
—Su alteza, por favor, confié en mí, me encargaré de proteger su territorio y a toda tu gente, no dejaré que nada los dañe o tome represalia contra ellos. —Dijo el duque mientras veía al príncipe voltear para salir del estudio donde se encontraba hablando con el duque.
—Esto está fuera de discusión, duque Hurelbad, yo no arriesgaré a mi gente solo por el poder al trono que no deseo. —Concluyo el príncipe saliendo del estudio, dejando al duque completamente solo en el interior.
Mientras el duque miraba la taza de té fría sobre la mesa junto a los papeles, fue interrumpido por Helena que entro con unos pastelillos dulces y un poco de té caliente “Él parece querer mucho al príncipe, pero los años que perdieron al estar distanciados no se pueden recuperar” pensó Helena sirviéndole té caliente al duque.
—Tú, ¿tú eres la sirvienta personal de mi sobrino, verdad? —Pregunto el duque.
—Su, su excelencia, yo soy Helena, la sirvienta de su alteza, el príncipe. —Respondió Helena mientras dejaba dos pastelillos en el plato junto a la taza de té.
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