Helena notando la reacción del príncipe dio un paso adelante y miro a Lilian diciéndole sutilmente que se retirara, “Algo que sucede al príncipe, no puedo permitir que otros lo vean así” pensó Helena. Lilian, entendiendo el pequeño susurro de Helena, se despidió educadamente marchándose del lugar.
—Su alteza, ¿se encuentra bien? —Pregunto preocupada Helena mientras se acercaba a él para intentar sostenerlo en caso de que este se sintiera mal.
El príncipe miró a Helena y sintiendo la mano de ella sobre su antebrazo, la sostuvo jalándola hacia él rápidamente para abrazarla, “Ese caballero, ese caballero era, era una mujer, ¿Cómo? ¿Cómo no me di cuenta?, debí, debí de haber preguntado, haber averiguado algo antes, esto es, vergonzoso” pensó el príncipe mientras sostenía a Helena en sus brazos por primera vez tan directamente.
— ¿Su alteza? —Pregunto Helena preocupada.
—Solo… Quedémonos así unos segundos más, creo, creo que podría caer si me sueltas ahora Helena. —Dijo el príncipe intentando crear una excusa para evitar que Helena notara su rostro sonrojado por la vergüenza
Helena preocupada aún más por el príncipe puso sus manos sobre la espalda de Noah para sujetarlo con fuerza en caso de que este se sintiera débil. Noah al sentir el calor de Helena tocando su cuerpo se dio cuenta por primera vez que lo que había sentido anteriormente habían sido celos, celos al verla a ella con alguien más, al imaginar que alguien podría apartarla de su lado. “Solo han pasado unos meses desde que llegaste a mi vida, aún no puedo creer cómo pudiste invadirme completamente, jamás había sentido algo como esto antes, no quiero perderte, no quiero que te alejes de mí jamás” Se decía en su mente el príncipe mientras sentía el calor de Helena junto a él.
—Su alteza, ¿quiere que llame a Robert?, si quiere lo acompaño hasta su habitación para que descanse, así también puedo tomarle la temperatura y revisar mejor su estado. —Helena, preocupada, miro el rostro del príncipe, quien nervioso se sonrojó al ver a Helena tan cerca.
—Yo… Sí, creo que deberíamos volver adentro. —Contesto el príncipe mientras sus mejillas y orejas se sonrojaban al mirar los ojos de Helena tan de cerca.
Helena al ver el rostro sonrojado del príncipe abrió los ojos, para luego tomar la mano del príncipe apresuradamente y comenzar a caminar rápidamente hasta el interior del castillo “Parece que su alteza tiene fiebre, debería de haberme dado cuenta antes, tiene el rostro demasiado caliente para el frío que hace afuera” pensó Helena corriendo con el príncipe mientras lo sujetaba fuertemente de la mano. Al llegar al interior del castillo, Helena llevo al príncipe hasta su habitación y lo sentó en la cama para luego ordenarle que se recueste.
—Helena, no tienes que preocuparte tanto, yo estoy bien así que… —El príncipe miro a Helena caminar rápidamente de un lado a otro, preocupada por el estado de él.
—No diga nada su alteza, solo quédese allí, yo me encargaré, espere, creo que deje algunas hierbas y medicamentos que mi bolso, iré por él a mi habitación y vuelvo, usted no se mueva, quédese allí. —Dijo apresuradamente Helena mientras corría hacia su habitación.
El príncipe al ver a Helena salir de la habitación tan apresurada no pudo evitar comenzar a reír, “Ella siempre tan animada… No puedo creer que allá sentido celo por ese caballero femenino, tendré que pedirle perdón luego a esa mujer, he sido muy molesto con ella desde que la vi con Helena la primera vez” pensaba el príncipe esperando a que Helena regresara. En aquel momento fue que el chillido de la puerta de la habitación se escuchó haciendo que el príncipe se apresurara a mirar hacia la puerta esperando ver a Helena.
—Su… Su alteza, usted… He, hola, yo soy Jessica, siempre he tenido muchas ganas de conocerlo, yo… lo admiro mucho, he… Usted es un gran príncipe, es… Un príncipe que ha defendido este lugar de los monstruos, es alguien muy fuerte, yo… Quisiera que me permitiera servirle, claro, bueno, si usted me lo permite. —Dijo la joven que se mostraba nerviosa y tímida frente al príncipe con unas coletas celestes y lindos ojos rosados.
El príncipe al ver el rostro de la mujer frunció el ceño confundido por la reacción de la mujer frente a él “Esa expresión no parece de alguien que me admire, se ve nerviosa y pareciera que se está obligando a estar aquí” pensó el príncipe, pero no quería desperdiciar a alguien que se ofrecería a servirle.
—Bien, haz lo que quieras por ahora, trae algo de té caliente y algunos dulces, luego vete. —Respondió el príncipe ante las palabras de la sirviente que le había pedido el favor de poder servirle.
— ¡S…! ¡Sí, sí! —Respondió rápidamente la joven mientras corría cerrando la puerta para hacer lo que el príncipe le había ordenado.
A los pocos minutos llego Helena con un bolso en el cual traía algunas de sus hierbas y medicinas, el príncipe sonreía disimuladamente mientras veía a Helena revisando el bolso frente a él y colocando una piedra de mana sobre la chimenea para que esta pudiera calefaccionar la habitación.
—Helena, lo digo en serio, estoy bien, mira, ven aquí. —El príncipe extendió la mano esperando que Helena se acercara.
Helena tomo la mano del príncipe sin dudar para luego acercarse y colocar su mano sobre la frente del príncipe, Noah se acercó al rostro de Helena y con una sonrisa la miro a los ojos susurrando delicadamente un…
—Lo ves, estoy bien. —Dijo el príncipe viendo como entonces el rostro de Helena comenzaba a sonrojarse mientras esta mordía su labio, nerviosa al ver los ojos del príncipe tan de cerca.
—Sí, está bien, muy bien… Su alteza. —Helena respondió sin poder apartar la mirada del rostro del príncipe mientras deseaba que la mano del príncipe que sujetaba la de ella no se apartara.
Sin esperar ser interrumpidos por un fuerte golpe en la puerta la cual era provocado por Jessica, la sirvienta con la que Helena ya había tenido un enfrentamiento al verla intentar subir al tercer piso del castillo “¿Qué hace ella aquí?” Se preguntó Helena frunciendo el ceño al darse cuenta de que aquella mujer traía una bandeja con ella entrando en el cuarto del príncipe para servirlo.
—Su alteza yo… —La joven sirvienta iba a comenzar hablar, pero Noah la interrumpió rápidamente.
—Está bien, déjalo sobre la mesa… Y ya puedes irte. —Dijo el príncipe mientras que la sirvienta abría los ojos, sorprendida ante las palabras de su alteza.
Helena observó la reacción de la sirvienta y no pudo evitar molestarse, parecía ser que cada gesto y acción que hacía aquella mujer la molestaba más y más, “No lo entiendo, pero no puedo confiar en ella, algo en esa mujer no me agrada” Helena mientras miraba a la sirvienta marcharse de la habitación molesta.
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