Los demás caballeros que se encontraban detrás del hombre miraron al príncipe por unos segundos, haciendo que Helena notara rápidamente que la mirada de estos se fijaba directamente en la joroba en la espalda del príncipe. Helena molesta frunció el ceño, olvidando rápidamente el miedo que había sentido antes para dar un paso adelante del príncipe, protegiéndolo para que este no se sintiera incómodo por las miradas de aquellos hombres. El hombre que ahora se encontraba frente a Helena, quien parecía molesta por las miradas de los demás hombres sobre el príncipe, sonrió satisfecho.
—Duque Hurelbad, ¿Qué es lo que haces aquí? Habías mandado a decir que llegarías en unos días, ¿Cómo es que ya estás aquí? —Pregunto el príncipe haciendo que Helena se diera cuenta de inmediato que el hombre que se encontraba frente a ella era nada más ni nada menos que el tío materno del príncipe.
Helena que entendía recién de quien se trataba pudo entender rápidamente la situación en la que se encontraban, pero aun así ella no estaba dispuesta a dar un paso atrás porque se negaba a dejar que los caballeros del duque miraran con desprecio al príncipe, quien era su empleador y alguien a quien ella había comenzado apreciar.
—Lo sé su alteza, lo lamento, pero no podía dejar que otras personas supieran que ya había salido de la mansión cuando enviamos el mensaje, temía que su majestad el emperador se me adelantara si sabía que ya estaba cerca de aquí. —Respondió el duque Hurelbad mientras levantaba la mano y ordenaba a los caballeros dispersarse para asegurar los alrededores.
—Es innecesario que viniera ahora duque, ya han pasado muchos años, ya no es necesario aquí, así que puede volver a su territorio. —Dijo el príncipe mientras tomaba la mano de Helena y entraba en la cabaña cerrando la puerta, dejando al Duque Hurelbad fuera.
El príncipe cerró la puerta mientras que dejaba a su tío fuera de la cabaña mientras aún tomaba la mano de Helena, Helena pudo notar el nerviosismo del príncipe mientras la mano de este temblaba al sostenerla.
—Su alteza, venga aquí, le presentaré a mis hermanos. —Dijo Helena mientras le mostraba una gran y amplia sonrisa a Noah.
Noah, nervioso al saber que conocería a la familia de Helena, se cubrió con una capa su espalda por el miedo a ser rechazado por la familia de ella, al momento que estos notaran la joroba en su espalda. “Espero que no logren ver mis ojos de esta manera, no quiero asustarlos” pensaba el príncipe mientras intentaba cubrir su ojo maldito con su cabello y la joroba con una capa. Helena solo se demoró unos minutos mientras que sacaba a sus hermanos del escondite y les arreglaba un poco el cabello para que se presentaran frente a Noah.
—Su alteza, ellos son mis hermanos. —Dijo Helena mientras que más de diez niños caminaban frente a Noah y se presentaban uno por uno con una gran sonrisa en sus labios.
—He, hola… Yo, yo estoy muy… Agradecido, claro, estoy muy agradecido con ustedes pequeños, gracias por cuidar de mi diligente y amable doncella, ella es muy amable y atenta, me imagino que es gracias a todos ustedes por estar a su lado, espero sigan cuidando de ella. —Dijo el príncipe nervioso frente a los niños.
Helena miró al príncipe y no pudo evitar sentir ternura al ver a este tan nervioso frente a los niños, “Se nota que no está acostumbrado a tratar con niños, es tan tiern…” Helena detuvo sus propios pensamientos al darse cuenta de que una sonrisa se estaba dibujando en su rostro al mirar al príncipe tan nervioso “¿Qué estoy pensando? Él es el príncipe, ¿Cómo se me ocurre pensar así de él?” Se preguntó así la misma Helena sin poder evitar apartar su mirada del rostro del príncipe, recordando como hace solo unos minutos este había ido hacia ella rescatándola de la muerte frente a un gigante trolls de las montañas, “Él, me salvo y… Aparte vino conmigo a rescatar a los niños, sabiendo que estaba en desventaja frente a todas esas bestias él no se rindió y se preocupó de protegerme a mí y a los niños” Helena se mantuvo en silencio unos minutos mientras seguía mirando el nervioso y tímido comportamiento del príncipe frente a los niños.
—Sí, si yo, yo soy el príncipe. —Contesto Noah ante una de las preguntas de uno de los niños.
Fue en ese preciso momento que Helena se dio cuenta de que las cosas podrían complicarse al ver el entusiasmo de los niños al preguntarle cosas al príncipe.
—Entonces, ¿eso que tiene allí que es su alteza? —Pregunto una de las niñas más pequeñas apuntando hacia la joroba del príncipe que se ocultaba debajo de la capa.
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