Capítulo 69
No pude evitar darme cuenta de que debía estar recordando cómo había sido yo en el pasado. Incluso esto me hizo sentir desagradable.
¿Por qué seguía insistiendo en el pasado? No quería ni pensarlo, pero él estaba tomando el camino opuesto sobre esto. Me hacía sentir aún más incómoda.
“Entonces, seguiré mi camino. Duque y Joven Duque, espero que se diviertan. Yo volveré primero”.
“¿Eh? Oh, ten cuidado en tu camino.”
“…Sí, cuídese, Lady Closch.”
“Por favor, asegúrese de pensarlo más. Sean, acompaña a Su Señoría al carruaje.”
“¡Sí, abuelo!”
Rápidamente desistí de mi propósito de venir aquí, terminé de despedirme y salí de la herrería.
“Puedo ir sola desde aquí, así que puedes regresar”.
“¡Ah, sí! Entonces, por favor, ¡vuelva a casa sana y salva, Milady!”.
Sean hizo una profunda reverencia, con las mejillas un poco coloradas. No tenía por qué inclinarse tan bajo, pero le saludé de todos modos mientras volvía a entrar rígidamente. En cuanto a mí, caminé hacia el carruaje que me esperaba.
Hacía tiempo que no salía de excursión, así que mamá podría estar preocupada ahora mismo. Cuando el cochero me vio, caminando apresuradamente hacia el carruaje, no tardó en abrirme la puerta.
Tenía prisa por subir al vehículo porque notaba la presencia de alguien siguiéndome por detrás. Por reflejo me giré para ver de quién se trataba, y allí me encontré con Ciel, que se suponía que estaba dentro de la herrería. Cerré las manos en puños.
“Señorita, se ha dejado esto”.
Llevaba una caja grande en la mano. Le miré confuso, pero él sólo sonrió levemente y cargó la caja en el carruaje.
“…¿Qué es esto?”
pregunté en voz baja para que no me oyera el cochero. Había colocado la caja cerca de mí dentro del carruaje, pero cuando estaba a punto de enderezarse de nuevo, su cara estaba ahora justo delante de la mía.
Tan cerca que podíamos sentir la respiración del otro, sus ojos azules parecían temblar sin descanso.
“Haa…”
Dejando escapar un profundo suspiro, cerró lentamente los ojos por un momento antes de abrirlos de nuevo. Y, dijo,
“Quizás tu nivel… realmente ha cambiado”.
Susurró en voz baja, y enseguida se retiró como si nada hubiera pasado. En lugar del cochero, Ciel cerró la puerta del carruaje, sin dejar de mirarme.
Luego, antes de que la puerta se cerrara del todo, susurró en voz baja.
“No es gran cosa, pero espero que te guste”.
Ka-chak.
En cuanto se cerró la puerta, el cochero instó a los caballos a avanzar. Sólo ahora me daba cuenta de lo tenso que estaba mi cuerpo aquí en mi asiento, y pronto me relajé.
Aunque me sentía ridícula por estar demasiado consciente, mis ojos no podían evitar gravitar hacia la gran caja.
Sinceramente, no es que no pudiera adivinar lo que hay dentro de la caja, así que sonreí sin darme cuenta.
Debe ser el arco monstruoso que estaba mirando antes.
* * *
Mirando fijamente el carruaje mientras se alejaba cada vez más, Ciel finalmente se dio la vuelta para poder volver a la herrería. Antes de eso, sin embargo, se encontró con David.
“¡Duque!”
“Ah, Joven Barón. Estaba a punto de dirigirme a la guarnición, pero es una agradable coincidencia que te haya encontrado aquí primero”.
Sin embargo, a diferencia de Ciel, que estaba relajado, David estaba evidentemente angustiado. El sudor le corría por los costados de la frente.
“Por fin te encuentro, Duque. ¿Has estado aquí desde hace un rato?”.
“¿Hm? ¿Has venido a buscarme?”
David contestó apresuradamente y entregó el mensaje que había venido a dar.
“Sí. Hace poco se recibió un mensaje de nuestra guarnición a través de la red de contactos de emergencia”.
“¿De la red de emergencia? ¿Es una ola de monstruos?”
Eso sólo significaba una cosa: los miembros de la guarnición estacionados en la frontera estaban solicitando refuerzos. No se utilizaría a menos que fuera realmente urgente.
Y tal vez sólo se utilizara como último recurso.
David dudó un momento cuando la expresión de Ciel se ensombreció, pero continuó.
“No es eso… Su Alteza el Príncipe Heredero ha enviado una citación para usted, Duque. Según su orden, debe venir a palacio lo antes posible”.
“…¿Qué?”
Desconcertado, Ciel no entendía por qué el príncipe heredero había utilizado una red de emergencia tan importante para una simple citación. Aun así, ocultó su confusión y conjeturó cuál podía ser el motivo.
“Ja… No me lo digas. Me llama allí por esa mujer”.
De alguna manera, Ciel sintió una insoportable oleada de ira. Lo más probable era que su suposición fuera correcta.
Aun así, a pesar de sus emociones, lo correcto sería volver a la capital porque el propio príncipe heredero lo había convocado.
“…Debo volver.”
Ni siquiera había sido capaz de ganarse a su esposa todavía; tener que volver ahora no era más que una molestia.
“Entonces, regresaré primero a nuestra mansión para que sus pertenencias puedan ser empacadas con antelación. Pero ya que ha venido hasta la herrería, ¿por qué no termina de revisar las armas de Benjamin, Duque? Es el orgullo de nuestra finca”.
Ante la sugerencia de David, Ciel sonrió.
“Sin duda. Las armas para cazar monstruos que veo aquí son mucho mejores que las que hay en mis dominios. Necesito comprar algunas”.
“Por supuesto, Duque. Estoy seguro de que el viejo Benjamín estará muy complacido”.
“Sí.”
Volviendo a la herrería donde estaba Aiden, Ciel pensó que esta vez no podría evitar la guía de la santa.
Sin embargo, sólo de pensar en la guía de la santa -o sea, Seo-yoon- le daban unas náuseas insoportables.
Comment