Capítulo 61
“¿Encontraste una Guía?”
“No cualquier Guía, sino la que está hecha para mí. ¿No quiere saber quién es?”.
Me entraron ganas de taparle la boca a Ciel ahora mismo, pues tenía los ojos clavados en mí a pesar de que seguía hablando con mi madre.
Parecía completamente seguro de que era yo quien le había guiado.
O tal vez, ¿sólo fingía no pensar en los otros hechos ahora?
Si pensaba en cuando se coló en mi habitación aquella noche, me parecía posible. Pensé que se creería las mentiras en las que insistía, pero pensándolo bien, ¿por qué tenía esa idea? Sólo tenía que recordar que Ciel no era el tipo de hombre que aceptaría fácilmente algo así.
¿Qué pasaría si le dijera a mi familia que era una Guía?
Originalmente, se suponía que la santa era la única Guía en este mundo. Pero, ¿por qué cambiaron así las cosas?
¿La novela que leí antes era realmente una novela sobre este mundo? ¿Y qué hay de la novela supuestamente profética que había distribuido el templo?
Cuanto más hablaba Ciel, más me llenaba de confusión. Al mismo tiempo que me decidía a estirar la mano y taparle la boca, mamá tomó la palabra.
“¡Ah, por cierto, mira qué hora es! Duque, le pido disculpas pero creo que debo seguir mi camino. Nuestra conversación de hoy ha sido bastante informativa e interesante, pero no podemos saltarnos la comida de hoy, ¿verdad?”
“…Ahh, por supuesto.”
“Debes haber venido aquí por el almuerzo, ¿verdad, Rin?”
“Sí, así es. He estado rezando para que hoy no tengamos patatas, y me ha entrado curiosidad por saber si Dios ha escuchado mi oración, así que he venido a preguntártelo.”
“Fufu, sí, Dios debe haber escuchado la oración de nuestra Rin”.
Mamá me dio una palmada en la espalda y me guiñó un ojo. Cuando se levantó de su asiento a toda prisa, la seguí.
Entonces, Ciel se levantó rápidamente y salió por la puerta. ¿Estaba enfadado porque le habíamos interrunpido la conversación?
Al pensarlo, descubrí que seguía allí, sosteniendo la puerta abierta con una postura elegante.
“Vaya, qué espectáculo tan agradable. No es algo que veamos en los hombres de esta familia. Gracias, Duque”.
“De nada, señoras. Es natural que lo haga”.
Como si le gustaran bastante las acciones de Ciel, mamá salió del salón con un porte completamente diferente a como estaba antes.
Yo la seguí, pero cuando Ciel cerró la puerta, me alcanzó.
Para ser precisos, estaba a sólo un paso, como si caminara a mi lado.
Como mamá tenía prisa por preparar la comida, se fue directamente a la cocina, y yo intenté alcanzarla, pero como Ciel estaba cerca, me retuvo.
“Señorita”.
“…¿Qué?”
“Me gustaría hablar con usted antes de la comida. ¿Podemos?”
“…Como puede ver, estoy bastante apurada de tiempo.”
“Entonces podemos hablar aquí. ¿Le parece bien?”
Esto…
Le miré, incapaz de ocultar mi expresión de desconcierto. Y al ser un hombre tan alto, tuve que estirar un poco el cuello.
Al ver mi reacción, sus labios formaron una pequeña sonrisa. Sin embargo, se apresuró a corregir sus facciones y borró la sonrisa.
No tenía ni idea de lo que estaba pensando, así que le miré con el ceño fruncido. Aun así, preguntó con educación.
“No le robaré demasiado tiempo. Es que… Hay una cosa que me gustaría preguntarle”.
“…Entonces, ¿vamos al jardín trasero? Espero que no tarde mucho, como usted dijo, Duque. Me gustaría ir a comer enseguida”.
Aunque le contesté con deliberada rudeza, parecía bastante contento de oír mi respuesta. Molesta por alguna razón debido a su misteriosa sonrisa, fui el primero en salir.
Cuando por fin llegamos al centro del jardín trasero, me detuve y volví a mirarle.
Mirándome con la misma mirada persistente de antes, abrió los labios para hablar.
“Aquella noche”.
Sin darme cuenta, sentí que mis hombros se estremecían en cuanto dijo eso.
¿Por qué demonios volvía a sacar el tema? Si seguía así, podría contárselo a mis padres.
“Quiero disculparme por mi descortesía”.
“Oh… Ejem. No puedo decir que me parezca bien, pero por ahora, dejémoslo en el pasado. Espero que no vuelva a entrar desconsideradamente en mi habitación”.
Sólo hay una razón por la que no les conté a mis padres sobre este incidente.
Y era porque me preocupaba que él les dijera que me había manifestado como Guía.
Pero ya estaba a punto de revelarlo antes, ¿no?
¿Debería aprovechar esta oportunidad para advertirle?
Sin embargo, cuando llegué a este pensamiento, él habló.
“Pero tengo una pregunta”.
“¿Cuál?”
“Usted, ya sabías que era una Guía, ¿verdad?”.
“……”
La repentina pregunta me dejó sin habla.
¿No dijo que sólo estaba aquí para disculparse…?
Como reaccioné con rigidez, no se lo perdió ni por un segundo. Empezó a preguntar más implacablemente.
“Además de eso, cuando me derrumbé en la montaña detrás de la mansión, usted fue allí, ¿verdad? Y esa noche también, me guió en cuanto nos tocamos”.
Cuando mencionó lo que había sucedido aquella noche, no pude replicarle nada, ni tampoco negarlo.
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