Capítulo 31
“Sí…”
“En el momento en que manifiestas tus habilidades como Esper, es el mismo momento en que tienes que acostumbrarte al dolor. A menos que tu Guía exclusivo venga a aliviar tu dolor, nunca debes confiar en el Guía de otro Esper o en la Santa.”
“¿Guía?”
“Así es. Debes haber leído sobre ellos en los libros de historia”.
“Ah, sí. Ya me acuerdo”.
“Los Guías han desaparecido del país antes, pero la Santa ha venido”.
“¿Es una Guía?”
Ciel trató de calibrar cuánto podía decirle a su hermano menor, que acababa de salir de la alejada mansión.
“Sí, puedes considerarla una Guía. Aun así, sólo porque sea una Guía, no puedes asumir automáticamente que es una buena persona.”
“¿Por qué? Pero si es la Santa”.
Ante los comentarios de su hermano menor, Ciel sintió que se le cerraba la garganta. Sí, en el pasado, él también pensaba lo mismo y confiaba en Seo-yoon tan imprudentemente.
Cualquier ciudadano del Imperio de Stern creía en el Dios Asteras.
Y como la santa era hija del Dios, es natural pensar en ella como su extensión.
Pero ese no debía ser el caso.
Todo el mundo había pasado por alto dos puntos importantes: que la santa había venido de una dimensión diferente, y que tenía la capacidad de volver allí.
Por el bien del Imperio Stern, había que tener en cuenta que habría que seguirla a otra dimensión, si la situación lo requería.
Y así, en el pasado, Ciel había seguido a la santa a otra dimensión por decreto del emperador.
El emperador lo había convocado un día. El emperador oyó decir a un sacerdote que la santa tenía otra habilidad: la de reabrir la puerta dimensional. También oyó que había estado yendo y viniendo entre su tierra natal y el Imperio Stern.
Puesto que era así, no era diferente a decir que el único Guía del imperio podía volver a desaparecer en cualquier momento.
Pero, al mismo tiempo, también podría decirse que tal vez haya otro Guía en el pueblo natal de la santa.
Si se pudiera traer a otros Guías al Imperio de Stern, entonces el propio Ciel, y también el príncipe heredero imperial, podrían vivir en paz.
Complaciente como era, Ciel se había acercado a la santa y la había seguido a través de la puerta dimensional. Al principio, la santa lo favoreció y lo ayudó con gusto.
Sin embargo, las cosas cambiaron muy pronto. Además, la santa era la única que podía abrir la puerta dimensional.
Y surgió una complicación inesperada a raíz de otra revelación: que la santa no sentía mucho afecto por el imperio.
Al ser testigo de ello, Ciel supo instintivamente que ella ya no le ayudaría.
Su predicción fue acertada, y descubrió que la santa no era sólo un individuo, sino alguien vinculado a un grupo.
Era mucho más complicado y difícil tratar con todo un grupo que con un solo individuo. Y más aún, no se trataba de un grupo cualquiera, sino de uno lo bastante importante como para estar respaldado por el gobierno, y con un poder que abarcaba todo el país.
En aquel momento, Ciel no tenía elección.
En un lugar como Corea, que era tan completamente diferente del Imperio Stern, Ciel no tenía a nadie en quien confiar.
Además, también le había resultado difícil adaptarse porque procedía de una sociedad clasista.
Nació en su posición de hijo primogénito de un ducado del imperio. Inevitablemente, era un hombre arrogante y aristocrático, y lo daba todo por sentado.
Corea, por otra parte, no era una sociedad clasista como él la conocía. Sin embargo, era una sociedad clasista por derecho propio.
Los Espers y los Guías estaban minuciosamente clasificados por clases, y muchos ejecutivos vivían por encima de ellos. Estos ejecutivos eran generalmente políticos y soldados, todos ellos gente corriente sin habilidades, pero que sin embargo trataban a los Espers como armas.
Los Espers y los Guías eran sus armas y escudos contra los monstruos.
Ciel no creía que se sintiera resentido contra aquella gente, sino que intentaban encerrarlo y lo rodeaban de tales vallas, todo por el miedo que sentían hacia sus habilidades.
Al final, recurrieron a crear debilidades contra él sólo para controlarlo.
La santa era una de esas debilidades.
Y, sólo era cuestión de tiempo que ella se convirtiera en uno de ellos.
Sin embargo, Ciel no tenía intención de seguir estando en el mismo bando que la santa.
Ella ocultó algo que podría haber dicho honestamente desde el principio, y aun así siguió llevándolo a Corea con la intención de utilizarlo.
Al recordar el pasado, Ciel apretó los dientes.
El imperio sabía menos de Espers y Guías en comparación con Corea. Así que fue allí donde Ciel se enteró, por primera vez, de cómo los Espers y los Guías podían “marcar”.
La “marca” podía darse cuando tanto el Espectro como el Guía sentían lo mismo el uno por el otro. Pero también es cierto que la marca puede ser forzada.
Una vez conoció a un esper que fue llevado a experimentos y tuvo que ser conectado a muchas máquinas diferentes. Le habían marcado a la fuerza un Guía que él no deseaba.
Y, Ciel también había estado a punto de ser forzado a marcarse con la santa, Seo-yoon.
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