Agnes miró inexpresivamente el rostro de Laslo.
«Ya está decidido que será coronado rey. Además, tiene dos hijos y no necesitará matar a la princesa. ¿No es así?»
«Tienes razón».
«Entonces…»
«Pero todavía hay una razón para hacer esto. Porque mientras esté vivo, soy una espina en su costado ya que también tengo la oportunidad de tomar el trono».
Laslo estaba a punto de refutarla cuando Katherina volvió con un viejo fajo de papel.
«Esto es todo».
“¿No hay nada más?»
Lo que traía era un pequeño cuadernillo tan fino que se podían contar sus páginas de un vistazo.
Katherina negó con la cabeza.
«Incluso en esta escritura, hay poco escrito sobre el emblema real».
Abrió el librito por la mitad y señaló con el dedo.
«Puedes empezar a leer desde aquí».
Agnes leyó la parte donde había señalado.
“Sólo la estrella roja que marca el primer amanecer tiene el poder de borrar viejas promesas. Cuanto mayor es el dolor, más fuerte es el poder, y cuanto más cerca de la muerte, más fácil es”
Estas frases eran demasiado cortas.
«¿Y el resto del texto?»
«No hay nada más»
«¿Eso es todo?»
Se sintió desanimada. Agnes no se lo podía creer, así que cogió el viejo cuadernillo y miró de un lado a otro en busca de otra pista.
«¿Cómo puedes estar segura de que se trata del emblema?»
«Tradicionalmente, se interpreta que la antigua promesa mencionada aquí es el emblema real».
«Entonces, ¿qué es la estrella roja que marca el primer amanecer?»
«Tal vez se refiera al Ranúnculo».
«¿Qué es eso?»
«Es una estrella que sale con el amanecer, y como desprende un tono rojo; también la llaman la estrella roja».
«¿De verdad? ¿Una estrella que sale al amanecer? Entonces podremos verla mañana. ¿No es así?»
La cara de Agnes se iluminó de emoción. Las cosas parecían ir mejor de lo que ella esperaba.
Por el contrario, la tez de Katherina se ensombreció.
«Es una estrella que sale según su ciclo determinado». Respondió Laslo, que había estado escuchando en silencio.
«¿De qué duración del ciclo estamos hablando?»
«No estoy seguro del lapso de tiempo exacto. ¿Son cinco o diez años?»
«Son quince años».
Katherina le corrigió cuidadosamente.
El rostro de Agnes se tensó en un instante.
«¿Qué? ¿Estás diciendo que es una estrella que sólo es visible una vez cada quince años?»
«Que yo sepa, sí».
«Entonces, ¿cuándo aparecerá la estrella la próxima vez?».
Katherina negó con la cabeza.
«Mis disculpas, duquesa. Yo tampoco estoy muy informada al respecto. Pero quizás Buschke lo sepa. Es un sabio que sabe de todo».
«Cierto, Buschke probablemente lo sabría. Princesa». Laslo la consoló cortésmente.
Agnes se apoderó de su ansioso corazón.
«Hmm… ¿Entonces cómo interpretas la siguiente parte? La del dolor y la muerte».
«La interpretación de esta parte está dividida. Algunos lo toman en sentido figurado, mientras que otros lo toman literalmente como estar cerca de la muerte.»
«Ya veo».
Agnes leyó cuidadosamente la frase una vez más. No era fácil de entender.
«Tendré que pensar más en el emblema. Gracias por su tiempo».
Pidió a Katherina que transcribiera el texto y regresó al castillo.
Laslo bajó primero del carruaje y la ayudó a bajar.
«Iba a hablar con la Suma Sacerdotisa Katherina sobre el rito de los votos, pero lo olvidé».
«¿Por qué no lo piensas un poco más antes de decidirte?»
Él frunció la ceja izquierda en un ceño de su rostro preocupado.
«No hay nada que pensar. Mi corazón no vacilará».
Agnes le miró fijamente a los ojos mientras lo decía de nuevo con tono firme.
«Dile a la gran sacerdotisa que haré el rito de los juramentos».
«Princesa, no te apresures. Aunque tú y yo no hagamos el juramento, ¿no eres ya la duquesa de Arpad?»
«No quiero ser reconocida como la duquesa, quiero ser reconocida como tu esposa».
Laslo se quedó sin palabras durante un rato. Miró a Agnes con una cara complicada.
Ella no podía adivinar lo que estaba pensando.
«¿Duque?»
«…….Es una ceremonia que lleva mucho tiempo preparar».
«No me importa, no importa el tiempo que lleve. Pero…»
Agnes estaba a punto de decir algo.
«¡Señor!»
Cuando un hombre se interpuso entre los dos. Era un caballero cuyo rostro ella había visto muchas veces.
«¿Sir Gabor?»
«Ha-ah, ahora mismo, huu, ha aparecido un monstruo en la línea de defensa del norte».
No pudo reprimir su jadeo, ya que le faltaba el aire incluso cuando estaba parado. Probablemente había corrido hasta aquí a toda velocidad.
Su frente estaba empapada de sudor.
La expresión de Laslo se endureció ante la noticia traída por el caballero.
«Ya veo, partimos inmediatamente. Lo siento, princesa, pero tengo que irme. Volvamos a hablar la próxima vez».
«Tengan cuidado».
Agnes se quedó allí, viéndole hasta que desapareció de su vista.
Llamó a Buschke justo después de volver a su habitación.
“Oí que se me solicitaba».
Buschke llegó de forma educada como siempre.
«Mira esto».
Agnes le entregó la nota del templo.
A Buschke le brillaron los ojos.
Miró el breve texto durante un rato.
«Significa el Ranúnculo…»
Como era de esperar, Buschke comprendió el significado de la primera línea en un santiamén.
«La gran sacerdotisa dijo que aparece una vez cada 15 años».
«Eso es correcto.»
«Entonces, ¿cuándo será la próxima vez que salga la estrella?»
Agnes apretó el puño con fuerza y tragó la saliva que tenía en la boca.
«Mis disculpas. Es difícil dar una respuesta de inmediato. Sin embargo, encontrar la ubicación de la estrella no es demasiado difícil, así que intentaré averiguarlo y volver con una respuesta en los próximos días.»
«Oh… ¿es así? Sí, por favor, hazlo».
Se sintió descorazonada.
No estaba segura de sí estaba ansiosa o aliviada ya que su corazón latía con fuerza en su pecho.
Cuando Buschke se marchó, Agnes soltó la mano y se quedó mirando el emblema de su mano izquierda.
«Lo cambiaré».
Sin importar lo que suceda, ella cambiará el futuro.
Ella salvará a Laslo y sobrevivirán.
* * *
Durante un tiempo, fue difícil incluso vislumbrar el pelo de la cabeza de Laslo debido a la invasión de poderes malignos. Pero el verdadero problema comenzó tras su regreso al castillo.
Utilizando esta excusa como pretexto, evitaba pasar tiempo con ella.
Cada vez que le decían que estaba ocupado no sólo de día sino también de noche, ella estallaba de ira.
En cambio, Zoltan se dedicó a rodear a la princesa.
«Uf, qué amargo».
Frunció el ceño en cuanto probó el té que Ney había servido con mucho cuidado.
La taza de té se agitó y el interior se desbordó.
Ney, que estaba de pie a un lado, puso los ojos en blanco.
«Se te da muy bien beber cosas así. Princesa».
El disgustado Zoltan apartó la taza de té.
«Si no es de tu gusto, dímelo y te traeré otra cosa».
«Si no es alcohol, estoy bien».
Se recostó a medias en su silla con una actitud descuidada.
«Entonces, ¿debo pedir algo de alcohol para usted?»
«¡Milady!»
Ney había levantado la voz antes de darse cuenta.
«¿Alcohol? No, gracias. Beber solo no es divertido». Levantó la cabeza a medias y contestó profundamente.
«Puedo hacerte compañía».
Para empezar a aprender a manejar la casa en serio, le había pedido a Niall los libros de contabilidad, pero él le respondió pidiéndole que esperara porque todavía se estaba organizando.
Por esa razón, ella podía pasar su tiempo tranquilamente.
«Milady, aún no se ha puesto el sol».
Su leal doncella abrió los ojos con terror.
«Originalmente, el alcohol sabe mejor cuando se empieza a beber antes de que se ponga el sol y se termina cuando sale».
Mientras tanto, Zoltan se reía frívolamente.
Ney le miraba con fiereza, pero Zoltan no se sentía intimidado en absoluto.
«Pero si vas a ser mi compañero de copas. Princesa, ¿sabes beber?»
Zoltan miraba claramente a Agnes de forma irrespetuosa.
En lugar de prestarle atención, Agnes se limitó a levantar las comisuras de los labios en una mueca.
«Llevo bebiendo alcohol como si fuera agua desde que tengo 14 años».
«Llevo llenando mi estómago de alcohol desde los trece años».
Zoltan rebatió inmediatamente las palabras de la princesa con las suyas.
«¿Parece que de alguna manera nunca me emborracho después de beber alcohol?»
«No me emborracho ni aunque me bañe en alcohol».
Los dos se miraron fijamente durante un rato. Un sentimiento de competitividad que Agnes no conocía surgió de algún lugar profundo de su corazón.
«Tendré que comprobar si eso es cierto».
«Haz lo que quieras. Sin embargo, princesa, la bebida alcohólica de aquí es diferente al vino de frutas que se sirve en el palacio. Es mucho más fuerte y no sé si lo has bebido antes en palacio».
«No bebo vino de frutas sólo para llenar el estómago. No tienes que preocuparte por cosas innecesarias».
Agnes habló pomposamente mientras el hombre de enfrente se reía a carcajadas.
Agnes le dijo a Ney que trajera algo de alcohol de inmediato.
Su criada dudó y no se movió, haciendo hincapié en que todavía había luz en el exterior.
Como aún no había empezado a moverse, Zoltan intervino.
«¿No has escuchado a la princesa?»
Al final, Ney bajó a la bodega, refunfuñando. Poco después, Ney regresó con un par de botellas de licor destilado que se bebía habitualmente en Sutmar.
Los dos compañeros de bebida, que habían empezado ligeramente con una o dos copas, no mostraban signos de detenerse mientras el sol se ponía y el cielo se oscurecía.
Mientras tanto, un sirviente vino a buscar a Zoltan.
«Oh, señor, joven maestro. Ya está oscuro afuera».
«Ahora estoy ocupado, así que vuelve más tarde».
El sirviente revoloteaba a su alrededor, nervioso.
La fiesta de la bebida entre la dama del castillo y el hermano menor del señor del castillo no terminaba ni siquiera bien entrada la noche.
«Princesa. Aguantas el alcohol mejor de lo que parece, ¿no?»
«¿Es así?»
De hecho, Agnes nunca se ha emborrachado después de beber alcohol.
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