La ronda preliminar continuó hasta el segundo día. Todos los participantes de la familia Arno tuvieron la ronda preliminar el primer día, por lo que Bianca nunca tuvo la intención de ir al segundo día en primer lugar. El tercer día, entre los que pasaron la ronda preliminar, se seleccionaron los ganadores para la final. Bianca también pasó el tercer día en el dormitorio a petición de Zachary.
Bianca dispuso el encaje tranquilamente. Al principio, solo estaba destinado a dárselo a la 1.ª Princesa, la Princesa heredera y la Reina, pero se pasó por alto a la 2.ª y la 3.ª Princesa.
Aunque eran jóvenes, eran miembros de la familia real y las únicas hijas de la reina actual. Bianca, a quien le incomodaba dejarlas afuera, empezó a tejer pañuelos de encaje de vez en cuando, y ahora su finalización estaba a la vuelta de la esquina.
Yvonne esperó así todo el día al lado de Bianca, pero a diferencia de lo habitual, cuando ni siquiera podía diferenciarse de los muebles, se encontraba especialmente inquieta.
La razón era obvia.
Bianca preguntó, manteniendo los ojos fijos en el encaje.
—¿Por qué no vas a ver si estás tan preocupada?
—¿Cómo puedo irme cuando la señora está aquí?
—¿Cuál es el problema? Me quedaré en la habitación todo el tiempo…. Pareces tener curiosidad por ver cómo le fue a Sir Gaspard.
—Oh, no tengo curiosidad. Me gusta estar con usted.
Yvonne sacudió obstinadamente la cabeza. Dijo que no tenía curiosidad, pero sus ojos se volvieron lentamente hacia la puerta y sus piernas temblaban.
Bianca se humedeció los labios y dejó escapar una sonrisa. En lugar de hacer preguntas, Bianca fingió no saber y se ajustó al ritmo de Yvonne.
—¿Es así? Entonces, ¿le diste una respuesta?
—¿R-respuesta? ¿Qué respuesta?
Los ojos de Yvonne temblaron. En lugar de tartamudear hasta el final, parecía que se topó con Gaspard y salió corriendo.
Al ver a Yvonne, que inesperadamente perdió la compostura, Bianca sonrió y dejó el marco de encaje con el que había estado concentrada durante mucho tiempo sobre sus rodillas.
Bianca la miró fijamente y la expresión de Yvonne cambió de un lado a otro como si estuviera aún más avergonzada. Había innumerables formas de vencer a Yvonne, pero no quería hacerlo. Cuando Gaspard le dio una rosa a Yvonne, ella la recogió, y lo que le dijo se convirtió en un boomerang y regresó a ella. Bianca consoló a Yvonne con un cumplido modesto.
—Sir Gaspard es un hombre decente…. Pero no tienes que dejarte influir. Haz lo que quieras. Porque estoy detrás tuyo.
—Señora….
Yvonne soltó sus palabras como si estuviera conmovida. Sus ojos eran tan brillantes, que si la habitación estuviera oscura, podrían haber flotado como luces.
Aunque Bianca dijo eso, a Yvonne no parecía disgustarle Gaspard. Simplemente parecía confundida porque nunca pensó que le sucedería a ella.
Ahora que lo piensa, Gaspard seguía cuidando de Yvonne.
Al principio, su forma de tratar incluso a la sirvienta de Bianca se consideró bastante caballeresca, pero su amabilidad se debía enteramente a su simpatía por Yvonne.
Gaspard era de una familia de caballeros, e incluso le gustaba Yvonne, por lo que no era un mal matrimonio. Probablemente vivirá una buena vida.
Gaspard era un hombre tenaz que nunca se retractaba de lo que decía, ya que carecía de la capacidad de hablar, su confesión pública significaba que realmente le gustaba Yvonne.
Sin embargo, como confidente cercano de Zachary, era un defecto que a menudo estuviera fuera de casa debido a la guerra.
Es un poco difícil casarse con un hombre que podría morir en la guerra…
En ese momento, la cabeza de Bianca palpitó. Su cabeza vibraba y sus oídos comenzaron a zumbar como si hubiera sido golpeada fuertemente con una campana en la cabeza. El rostro de Bianca se volvió azul pálido.
El objetivo de Bianca era sobrevivir y continuar con esta vida próspera. No había gente alrededor de su objetivo. Su padre y hermano, Yvonne, Gaspard, Sauveur…. E incluso su marido. Todos ellos se volvieron su único consuelo.
Después de regresar al pasado, todo lo que quedó de ella fue veneno, y pensó que tenía que sobrevivir sola. Sin embargo, con el paso del tiempo, el veneno y la venganza se desvanecieron, y la comodidad actual la volvió apagada.
Suavemente. Ella, que estaba absorta en su propio mundo, miró a su alrededor y entró en cada uno de sus territorios.
Bianca estaba muy satisfecha con su vida actual. Zachary no la odiaba e Yvonne la cuidaba muy bien. Su tensa relación con su padre se restableció y podía hacer lo que quisiera. Todo era perfecto….
Sin embargo, su vida marital era una relación que tenía un fin.
El momento en que aprendió a montar a caballo con él, los antebrazos fuertes que sostenían su cuerpo tembloroso, los ojos negros que la miraban fijamente, la mano temblorosa que le entregó la rosa…. Todo se dispersó.
Si tan solo pudiera tener un heredero, no importaría si su esposo muere. Pero en ese momento, la cera de una vela de recuerdos entre ellos, fluyó llenando el espacio.
¿Cuándo fue? Ahora Bianca ya no puede decir que no importa si Zachary muere.
Era aterrador pensar en el futuro hasta el punto de posponerlo inconscientemente. Solo había dos formas de salir de este horror. Podría romper de alguna manera su vínculo con Zachary o…
—¿Señora? ¿Se encuentra bien?
Yvonne miró preocupada a Bianca, que de repente se puso pálida y silenciosa. Bianca puso una excusa para despedir a Yvonne mientras intentaba organizar su cabeza. Su sonrisa era tranquila, pero un sudor frío le corría por el cuello.
—A estas alturas, el partido de hoy debe haber terminado. Yvonne. ¿Puedes salir y averiguar qué sucedió?
—… ¡Sí! ¡Iré de inmediato, descubriré perfectamente cada detalle!
Yvonne saltó de su asiento con una sonrisa en su rostro. El Conde, por supuesto, habría pasado, pero no estaba claro si Gaspard podría avanzar a las semifinales entre los caballeros destacados. Yvonne chasqueó los labios porque no tenía nada que ver con el hecho de que Gaspard pasara o no, pero no pudo evitar preguntarse por dentro.
Yvonne apresuró sus pasos y salió corriendo de la habitación.
Yvonne, que no podía ocultar su emoción, aún era joven. La apariencia de Yvonne cambió brevemente el estado de ánimo deprimido de Bianca.
Es verdad. En este momento tiene veintidós años… Bianca, de diecisiete años, miró hacia la puerta por donde había salido Yvonne con una sonrisa amarga. Yvonne es inteligente y le irá bien.
Bianca se burló de sí misma. Recuerda cuando tenía veintidós años. La tonta época en que fue poseída por Fernand y creyó que él era su verdadero amor.
Blanca suspiró profundamente. Dijo que nunca volvería a creer en el amor debido a su pasado con Fernand, pero luego se dio cuenta de que no podía mantener su determinación de simplemente no amar.
El amor es tan aterrador.
En el pasado, fue un error suponer que debido a la franqueza de Zachary podría mantener una distancia comercial con él para siempre. Su amabilidad contundente empapó su corazón como una llovizna.
—Sin embargo, todavía está bien. No amo a Zachary. Simplemente me encariñé con él… Así que. Así que yo…
Bianca murmuró para sí misma. Como si se estuviera lavando el cerebro. Pero su voz era débil.
Mientras Bianca intentaba decidirse, no pasó mucho tiempo antes de que apareciera Yvonne. Sin embargo, fue demasiado rápido, por lo que Bianca mostró una expresión de desconcierto en su rostro.
—Señora, regresé.
–¿Por qué tan rápido… Oh, Sir Sauveur.
—Me encontré con ella y dijo que la señora tenía curiosidad por los resultados del torneo. Así que vine aquí yo mismo. ¿No sería mejor escucharlo de alguien que estuvo presente en lugar de un tercero?
Sauveur, que seguía a Yvonne, dijo brillantemente.
Sauveur era tan ruidoso que siempre terminaba exhausta cuando hablaba con él.
No era un invitado bienvenido en esta situación, pero si lo piensa por otro lado, sería mejor cambiar su estado de ánimo.
Porque la cuestión sobre Zachary y su futuro no era algo que pudiera responderse de inmediato solo porque pensara en ello.
Además, Yvonne tenía curiosidad por los resultados del torneo. Bianca relajó su cuerpo y dijo.
—Está bien. Habla.
—La batalla fue muy interesante. Oye… Los caballeros de Castilla no son broma. Para ser honesto, no tenía idea de qué tan bien se desempeñarían los cabrones de agua de mar* a caballo, ya que solo lidié con los aragoneses que corren alrededor todos los días, pero tuve que morderme la lengua.
Sauveur habló durante un largo tiempo. Bianca quería detenerlo y preguntarle directamente sobre los resultados, pero no pudo hacerlo porque Yvonne, que estaba a su lado, escuchaba la historia de Sauveur con ojos brillantes.
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