—No es nada grave, solo tuvo un ataque de pánico, es normal que mucha gente pase por este tipo de cosas cuando pasan por una ola repentina de emociones, quizás estuvo bajo mucho estrés últimamente y alguna emoción fuerte desencadeno el ataque de pánico de hoy… Dígame, ¿paso algo inusual el día de hoy? —Pregunto el doctor mirando a las tres personas presentes en la habitación.
Camila, Cion y Lidia se miraron de reojo entre ellos, mientras que el doctor esperaba una respuesta “Sí, claro… Yo, todo comenzó cuando, cuando pensé que Cion, cuando pensé que él me iba a… Besar” reflexionó Lidia desviando la mirada sin querer responder a la pregunta que se le estaba haciendo, fue entonces cuando el doctor quería preguntar nuevamente que la puerta de la habitación se abrió abruptamente apareciendo en el lugar el príncipe heredero.
— ¡Doctor, ¿Cómo está, Lidia? ¿Ella está bien? ¿Qué sucedió?! —Pregunto el príncipe Ryan mientras alejaba a Cion de Lidia, interponiéndose y colocándose él al lado de ella y sujetando su mano.
—No es nada grave su alteza, ella se encuentra bien, solo fue un ataque de pánico, talvez sea por guardar muchas emociones o algo así, no tiene de que preocuparse. —Respondió el médico al darse cuenta de que Lidia parecía querer mantener silencio y no decir lo que realmente había sucedido.
—Bien, entiendo, gracias doctor Alfred, por favor cuide bien de Lidia desde hoy, puesto que ella será mi princesa en cuanto el compromiso sea anunciado ante el reino. —Dijo el príncipe mientras miraba entusiasmado a Lidia.
Camila, que se encontraba al lado de Lidia, vio como la señorita a la que estaba sirviendo, parecía esquivar la mirada del príncipe mientras cerraba los ojos y fruncía el ceño “La señorita, ella… No parece sentirse bien al estar cerca del príncipe” pensó Camila mirando el rostro del príncipe, quien se veía entusiasmado al hablar con el médico, Cion, por otra parte, parecía centrar toda su atención al estado de Lidia, preocupándose genuinamente por ella.
—Su alteza… Creo que es mejor dejar tranquila a la señorita por ahora para que pueda descansar y relajarse ¿Qué opina? —Pregunto Camila nerviosa al saber cómo reaccionaba el príncipe cuando se trataba de Lidia.
—Hm… Sí, puede que tengas razón, bueno, Lidia, te dejaré con tus escoltas, mientras tanto así que relájate, yo tengo una reunión en unas horas y debo de ir a prepararme, mientras tanto no te esfuerces y quédate aquí, no salgas de tu cuarto, Camila y Cion se encargaran de protegerte y cualquier cosa que necesites puedes contar con las sirvientas. —Dijo el príncipe tomando la mano de Lidia y besando el dorso mientras que esta estaba acostada.
Lidia asintió intentando fingir una sonrisa mientras que miraba a Cion quien se encontraba a las espaldas del príncipe, al salir el príncipe de la habitación, Lidia comenzó a pensar en lo que había sucedido mientras que sus escoltas se paraban al costado de la cama “Cion… Yo, no entiendo, es primera vez que experimento esta clase de sentimiento, no sé, no sé qué me pasa” Se decía a sí misma Lidia mirando a Cion y recordando la mano de este al sujetarla con fuerza mientras la cargaba a la habitación.
— ¿Señorita, desea algo? —Pregunto Camila al notar que Lidia miraba a Cion directamente desde la cama.
— ¿He?… No, no quiero nada, no te preocupes Camila. —Respondió Lidia volteando sobre la cama para darle la espalda.
Los sentimientos de Lidia por Cion se hacían cada vez más evidentes en ella y la reacción de su cuerpo al experimentar por primera vez tales emociones le hacían sentir ansiedad “Cuando pienso en Cion mi corazón palpita fuertemente, mi estómago cosquillea, me siento feliz, sé que lo quiero, lo aprecio pero… Siento, creo que siento algo más, no sé, no lo entiendo, no es como el cariño que sentía por mi padre ni mi hermano, es algo, algo diferente, quiero que me mire, que sonría, que me abrace y que… Que me bese” Los pensamientos de Lidia se hacían más claros mientras pasaban las horas “Cuando Cion no está conmigo no puedo evitar pensar en él y cuando, cuando lo tengo cerca quiero que él sonría todo el tiempo, odio la idea de pensar que algo malo le suceda, detesto pensar que sea infeliz, y yo, yo ya no puedo visualizar claramente una vida que no lo involucre” Lidia comenzó a entender lo que sucedía, lo que su corazón estaba tratando de hacerle evidente.
—Yo, lo amo… —Susurro Lidia mientras tapaba su rostro con una de las almohadas, evitando que Cion o Camila escucharan su pequeño susurro.
Al paso de las horas, Camila y Cion se marcharon de la habitación despidiéndose de Lidia, mientras que Mark y Cristian se quedaban fuera de la habitación haciendo guardia durante la noche. Lidia al sentirse mucho mejor decidió levantarse de la cama dirigiéndose al sofá que estaba en su habitación, sentándose así sobre este mientras que sacaba de su bolsillo el broche que le había dado Cion, observándolo durante varios minutos.
— ¿Cómo no me di cuenta antes?… Él es el único que me ha hecho sentir algo como esto, mi corazón jamás se había acelerado tanto con nadie, jamás había visto a un hombre de esta manera, ya lo extraño, quisiera ver a Cion ya mismo…-Dijo Lidia en voz alta mientras apretaba el broche contra su pecho.
En ese momento, un ruido se dejó escuchar desde la ventana, que se abrió de manera silenciosa. Lidia, quien sintió una pequeña brisa helada entrar en el cuarto, se volvió para mirar hacia la ventana, notando el cabello azul verdoso y los ojos grises de Cion observándola desde el marco de la ventana mientras él dejaba una traba en la ventana para que no volviera cerrar.
—Ci… Cion ¿Qué haces aquí a esta hora? —Pregunto Lidia.
— ¿Cómo preguntas eso Lidia? Estoy preocupado, ¿crees que te dejaría sola en este lugar después de lo que te paso esta tarde? —Pregunto Cion mientras caminaba rápidamente hacia ella.
—Cion yo, lo siento, debiste haberte sorprendido, yo… —Lidia sintió como Cion jalaba de ella y la abrazaba fuertemente.
Lidia nerviosa se dio cuenta de que las manos de Cion parecían temblar mientras la sujetaban en un fuerte y suave abrazo.
— ¿Tienes idea de lo preocupado que estaba? Quisiera sacarte de aquí ahora mismo, ya no puedo más, no puedo fingir que no me importas delante de los demás, me es imposible seguir fingiendo Lidia, tú eres, eres muy importante para mí, no tienes idea de cuánto. —Dijo Cion mientras trataba de controlar sus palabras para no decirle cuanto la amaba y asustarla.
—Cion, yo estoy bien, no tienes que preocuparte, yo saldré de aquí pronto y podremos volver a nuestras vidas como eran antes, podremos ir al mercado juntos, jugar con Javier y cenar lo que prepare doña Marta en la posada, así que, no estés nervioso ni preocupado, todo está bien ¿de acuerdo? —Hablo Lidia tratando de calmar a Cion quien temblaba al abrazarla.
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